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¡Pedrote, ‘terror’ de las chicas lindas!
La leyenda cuenta que el ave, al revolcarse en la orina de las muchachas, las embarazaba. Se habla de siete casos.
Los mitos y leyendas que se tejen en cada rincón o espacio del montuvio y el cholo pescador en Manabí se han convertido en símbolos turísticos que atrapan al visitante en sus misteriosos encuentros, al que algunos califican como fantasías. Y quienes lo cuentan aseguran que todo ocurrió en épocas de sus abuelos. Aducen que es una verdad que pocos se atreven a contarla.
En Agua Blanca, comunidad ancestral asentada bajo ruinas arqueológicas y ubicada a 12 kilómetros de Puerto López, Manabí, hace más de 40 años nació la leyenda del pájaro Pedrote, científicamente llamado Momotus-Momota, hermosa ave de cola larga y varios colores.
Según sus pobladores, este animal era el ‘terror’ de las muchachas bonitas que visitaban el lugar o que residían ahí.
Esta leyenda narra que el Pedrote tan solo con revolcarse en la orina de la mujer a la que elegía la embarazaba.
En el sitio, en épocas de antaño, sus pobladores construían letrinas no seguras y otros en cambio hacían sus necesidades detrás de los árboles, lo que era aprovechado por este animal para percibir el olor de su amada y luego se revolcaba en ella aparentando entrar a un romance sin tener el contacto físico con el ser humano.
Stalin Maldonado Ventura, guía naturalista de la población de Agua Blanca, narra que la leyenda es real, e incluso hubo una temporada donde los comuneros se organizaron para intentar alejar el ave de ese lugar y otros empezaron a cazarla y matarla. En la actualidad, el Pedrote forma parte del avistamiento de aves que existe en aquella localidad y se ha convertido en un atractivo turístico.
“Ahora es muy común ver a esta ave en todos los sitios que recorremos como guía con los turistas”, dijo Maldonado. Según el experto, cuando los abuelos veían el pájaro cerca de la casa se asustaban y corrían para evitar que alguna de las nietas saliera embarazada. Ellos afirmaban que la presencia del Pedrote se daba porque estaba enamorado de alguna chica. Esto era motivo para evitar a toda costa que las mujeres ese día bajaran al bosque a hacer sus necesidades, recalcó el guía.
Añadió que no tan solo el Pedrote llegó a sembrar miedo en las mujeres y hombres casados, porque temían que sus esposas les salieran embarazadas, sino que esto motivó a organizar a los comuneros para que construyeran letrinas y baños públicos para los visitantes.
Melchor Tumbaco, guardián de la laguna sulfurosa, donde con frecuencia se aprecia a esta ave, explicó que cuando esta se siente atraído por alguna chica, primero la sigue y le realiza piruetas alrededor, y se muestra amable.
A decir de Tumbaco, aparentemente, “en Agua Blanca existieron cerca de siete casos donde las chicas quedaron embarazadas y las víctimas solo llegaban a los 3 a 4 meses y luego abortaban un pájaro; en algunas veces unos salían hasta volando”, recordó el comunero.
Las historias que recuerdan estos pobladores en ciertos casos son escalofriantes. Ellos insisten en que sí ocurrieron. A manera de anécdota, el guía cuenta que una pariente suya sufrió el acoso y presunto embarazo del Pedrote y luego del aborto la fémina salió del pueblo y ahora reside en otra provincia del Ecuador.
Se lo dicen a los turistas
Lo cierto es que la leyenda se cuenta en todo el pueblo y luego es transmitida en los recorridos a turistas nacionales y extranjeros que visitan Agua Blanca. Ellos aprovechan su estadía para buscar al Pedrote y tomarle fotos.
“He visitado este lugar por tres ocasiones, en 2011, 2016 y ahora en el 2018; siempre se cuenta la misma historia y es emocionante, no he tenido contacto con alguna persona que haya sufrido esa experiencia. Estos pueblos acompañan sus bondades naturales con leyendas como estas que son parte de su idiosincrasia”, recordó la argentina Margaret García, a quien le encantó Agua Blanca.
Según las estadísticas, cada año visitan el lugar de 16.000 a 17.000 turistas, la mayoría europeos y estadounidenses.
Expertos analizan el tema
Crearon una fantasía en la gente
José Luis Menéndez, médico obstetra, explica que es imposible que un ave pueda embarazar a un ser humano y que los casos que presuntamente se dieron en ese sitio pudieron ser creados en la mente de estas mujeres con la leyenda de una fantasía que solo se tornaba real con sus comentarios en el pueblo.
Raúl Trampuz, historiador manabita, asegura que estas leyendas son parte de la situación propia del campesino y que el entorno se presta para poderlas crear con un solo fin: asustar según el motivo.
Para el escritor, dentro del mundo donde uno vive se recrean historias ficticias a través de la imaginación. “Hay tantas cosas hermosas y misteriosas en nuestro alrededor”, precisa. “El campesino es un hombre muy sabio, pero asimismo tiene la costumbre de inventar este tipo de leyendas”, indicó Trampuz.