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Atentado en taller dejó sin trabajo a Eduardo, un taxista informal: "Solo espero un milagro"
El manabita, radicado en el Puerto Principal, alquiló un carro para trabajar y llevar la ‘papa’ a su familia. Lo ‘explotan’ las deudas y no sabe qué hacer.
Habitar en una ciudad donde a diario se escuchan noticias que informan de asesinatos, robos y extorsiones ya intranquilizaba a Eduardo (no publicamos sus apellidos para evitar represalias en su contra). Sin embargo, a pesar de que el manabita, de 42 años, era consciente de la ola de violencia que azota a Guayaquil, nunca pensó que la tragedia sacudiría su hogar, aunque de manera indirecta.
La madrugada del pasado miércoles, su herramienta de trabajo y fuente de ingresos económicos para su familia quedó destruida por la detonación de un artefacto explosivo en el taller mecánico donde lo llevó a reparar, tras un choque. Ocurrió en las calles 28 y Chambers, en el suburbio porteño.
El carro Chevrolet Spark rojo de Eduardo es uno de los tres vehículos afectados por el estallido de una bomba molotov (artefacto de fabricación casera), lanzado por delincuentes. En la puerta del taller también se hallaron tres tacos de dinamita, lo cual fueron retirados por policías especializados.
El afectado recordó que cuando se despertó, a las 06:00, vio que tenía varias llamadas perdidas.
“Era el dueño del taller donde dos días antes llevé mi auto para que le arreglen las guías posteriores. El señor me dijo por teléfono que habían incendiado el local y que uno de los vehículos afectados era el mío. Cuando llegué estaba quemado, con el motor destruido. Estoy apenado, mi auto era mi herramienta de trabajo para sustentar a mi familia. Ahora solo espero un milagro de Dios”, manifestó con tristeza.
Sin embargo, la necesidad obligó a que Eduardo no se quedara con los brazos cruzados y la mañana de ayer salió de su casa para alquilar un carro para trabajar como taxista informal y conseguir el dinero para alimentar a sus tres hijos.
“Necesito llevar la comida a mi casa. De lunes a viernes laboro como taxista informal y los fines de semana reparto camarón y pescado. Debo viajar a Santa Elena, porque desde esa provincia traigo los mariscos”, sostuvo el manabita, quien desde hace 25 años reside en el Puerto Principal.
La preocupación de Eduardo se ahonda a medida que pasan las horas porque la aseguradora aún no le contesta si cubrirá los gastos de reparación de su vehículo.
“La verdad, no sé qué hacer, estoy desesperado. Debo pagar la cuota de mi carro, lo compré a crédito en el 2018. No es posible que los ecuatorianos estemos viviendo en zozobra, que las autoridades no tomen el mando y que sea la delincuencia quien nos gobierne”, lamentó.
A empujones sacó la camioneta del taller
Ángel Amboya no puede superar la tragedia que aún no le permite conciliar el sueño y comer con tranquilidad.
El bucayense, radicado hace más de 4 décadas en Guayaquil, no sabe cómo cubrir los gastos que le permitan reparar los vehículos que se quemaron en su taller y de a dónde sacar dinero para poner a funcionar nuevamente su negocio de reparación de carros.
Sin embargo, en medio de la incertidumbre, cuenta que la desgracia hubiese sido peor, si no se hubiese levantado de la cama apenas escuchó la explosión y, con la ayuda de su hijo, retirado la camioneta Toyota Hilux donde cayó el explosivo que fue lanzado por el techo de su local.
“Había doce carros en mi taller. Solo se quemaron tres porque a empujones sacamos la camioneta que estaba prendida en llamas y que contaminó los dos carros que estaban al lado”, comentó Ángel.