Los curiosos sacaban los teléfonos y grababan los momentos de agonía de un hombre herido de bala que estaba recostado a un lado de la carretera de Colope en Esmeraldas. El afectado, de nacionalidad colombiana, se sentó, pero quienes lo auxiliaban le pedían que se acostara nuevamente y fingiera estar muerto.

“Es que si viene alguien nos dispara a todos”, decía uno de los presentes nervioso...

Todo sucedió en esa carretera a las 22:00 del domingo 13 de febrero, cuando el herido y otros dos amigos, identificados como Rodys Estupiñán Rosero y Antonio Estupiñán Ramírez, iban desde San Lorenzo a la capital de la 'Provincia Verde' en un vehículo plomo, según Javier Buitrón, comandante provincial de Policía.

“Fue ahí que unos sujetos los interceptaron y balearon a ese carro”. Este perdió pista y se chocó con un taxi amarillo que iba en sentido contrario.

Sin testigos

Tras el impacto, los asesinos se acercaron al primer auto en el que estaban las tres personas y los acribillaron. Pero no contaron con que dejaron a un sobreviviente.

Luego de eso, según Buitrón, se acercaron al taxista y también lo asesinaron. Se llamaba Alejandro Rosero Mosquera, de 22 años.

A los pocos minutos, otro taxista que vio solamente el choque, estacionó su auto a unos 100 metros del lugar y se bajó. El conductor, de nombre Samuel Elizalde, corrió en ayuda de los afectados y se topó con los sicarios.

Ellos abrieron fuego, matándolo en ese mismo lugar. Su cuerpo quedó tendido en la carretera, cerca de los dos vehículos chocados.

La Policía presume que los implicados no quisieron dejar testigos y por eso balearon a los dos taxistas, ya que el ataque estuvo dirigido solamente a los ocupantes del carro plomo.

Los investigadores consideran que el hecho está ligado al tráfico de drogas. Esto porque uno de los acribillados tendría parientes que se dedican a este delito, según los indicios.

Harta bala

El coronel Buitrón explicó que el auto plomo está registrado en Ecuador, pero lo sospechoso es que estuviera circulando con placa de Colombia.

Además, en este cuádruple crimen, los policías levantaron algunos indicios, entre estos, 102 casquillos de calibre 9 y 5,56 milímetros. Estos últimos, a decir del oficial, se usan en armamento tipo fusil.

Hay incremento de casos

Este no fue el único hecho violento en Esmeraldas. Durante el fin de semana se registraron los crímenes de otras dos personas: uno fue en Codesa, en la zona sur, y otro en el cantón Quinindé.

Según el comandante Buitrón, en lo que va del año se han registrado 36 asesinatos en la provincia. En ese mismo período, en 2021, hubo 10 crímenes. Es decir, hay un incremento casi del 300 por ciento, indicó el oficial.