El lodo ha sido desalojado de la mayoría de calles de La Gasca y La Comuna. El Municipio de Quito anunció que ya se ha superado la emergencia. Aunque no para todos. Érika Salcedo sigue limpiando su casa, ubicada en el pasaje Aquiles. El piso de madera cedió ante el peso del agua y el lodo. Se quedó solamente con la ropa que llevaba puesta.

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“Han venido un montón de funcionarios y nos han ofrecido ayuda. Ninguna se ha concretado”, asevera. Un funcionario del Gobierno Nacional incluso le habría ofrecido pagarle el arriendo por los siguientes tres meses. “Me dijo que me vaya a buscar un departamento. No volvió”.

Ella y cuatro familias más siguen durmiendo en casas de familiares porque sus viviendas ya no son habitables. “Dicen que no ha sido grave este aluvión, pero para nosotros sí. Lo perdimos todo”. Para ella, lo ocurrido pudo evitarse, pues en dos años pudieron prever una lluvia como la del 1 y 2 de abril.

La quebrada El Tejado, que fue donde se originó el aluvión, no es el único punto en el que hay temor por un nuevo aluvión. Ahora mismo están siendo monitoreadas las quebradas La Pulida y Rumipamba, en el norte y que también están en las laderas del volcán Pichincha.

Nancy Paspuel, presidenta de La Pulida, le comenta a EXTRA que fue ella quien alertó a las autoridades sobre la crecida del agua en el sistema de captación. “Drenaron el agua, pero dejaron el lodo acumulado. Si llueve se vuelve a desbordar”, vaticina.

Los moradores se han organizado para hacer rondas cerca de la quebrada y anunciar las novedades en el chat comunitario. “La próxima semana tenemos una minga porque le queremos dar vida a esta zona”, insiste la dirigente.

Desde el 2 de abril los moradores del barrio La Primavera, vecinos de la represa de Rumipamba, han ‘hecho guardia’ afuera de la estructura. Están preocupados. “Nos asustamos porque desde 1998 no se ha llenado esa represa y vimos que estaba al borde”, explica Miriam Tupiza

En esa estructura están cuadrillas de varias entidades municipales, que ejecutan trabajos de drenaje del agua. “También se realiza un ‘by pass’ con tubos para desviar el flujo que viene de la montaña”, dice Patricia Carrillo, directora de Gestión de Riesgos de la Municipalidad.

Sostiene que no hay peligro de que se desborde, aun si sigue lloviendo con la intensidad de los últimos días. “Nos han explicado eso, pero uno nunca sabe. No dejaremos de vigilar”, expresa incrédula Norma Lugmaña, otra moradora.

Este barrio denuncia que habitantes de otros sectores arrojan escombros en la quebrada. Incluso hace unas semanas dejaron un ataúd vacío en la represa. “Nosotros los sacamos corriendo, pero a veces se nos pasan”, cuenta Norma.

Carrillo agrega que hay una planificación para la limpieza de quebradas, 63 de las cuales son las que reciben más atención por los riesgos. “No es posible ir todos los días como nos piden los vecinos”, se justifica la funcionaria.

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