Este lunes 17 de junio de 2024 se cumplen 162 días del ‘descubrimiento’ de la fuga de José Adolfo Macías Villamar, alias Fito. Fue el domingo 7 de enero de este 2024, que comandos militares ingresaron a la cárcel Regional, de Guayaquil, para trasladarlo al reclusorio de máxima seguridad conocido como La Roca. Sin embargo, se llevaron una sorpresa al enterarse de que el líder de Los Choneros se había esfumado.

Este era el primer intento que el Gobierno de Daniel Noboa, posesionado el 23 de noviembre de 2023, hacía por alejar al peligroso criminal de las comodidades que gozaba en su pabellón, donde incluso llegó a ocupar un consultorio en lugar de una celda, según consta en registros judiciales.

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Durante el mandato de Guillermo Lasso, también se trató de cambiarlo y por poco se lo consigue, porque el 12 de agosto de 2023 fue llevado al temido centro de privación de libertad, pero un mes después, por disposición del juez Diego Poma Chamba, fue trasladado nuevamente a la Regional. Este magistrado fue destituido por el Consejo de la Judicatura hace dos meses, el 8 de abril.

La situación de alias Fito, de cuyo escape no se ha informado con precisión cómo o cuándo fue, sería una “radiografía de la impunidad y del sistema judicial corrupto que permitió que este señor haga y deshaga cuanto quiso”, a decir de Kléber Carrión, fundador de la Unase y exdirector en el Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI).

Para el también exoficial de Inteligencia, alias Fito “se ha convertido definitivamente, para este Gobierno, en una persona que ha dado una bofetada a toda la estructura del Estado (...). El SNAI le dio la anuencia, porque de lo contrario no hubiese tenido el estatus que tenía en la misma cárcel”, sumando a esto “los habeas corpus y las garantías jurisdiccionales” que utilizó en su beneficio.

Para Kléber Carrión, pese a que el Gobierno busca transmitir un mensaje que va contra todos, al capturar a líderes vinculados a diferentes grupos terroristas, sería evidente que Fito ha sido colocado en la mira como objetivo principal, por los seguimientos, allanamientos e incluso el énfasis que se ha dado en ejecutar operaciones y mover a los mandos policiales y militares a la provincia de Manabí: el bastión de Los Choneros, donde nació, creció y habita la familia del capo criminal.

El coordinador del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), Renato Rivera, sostiene que estas acciones “surgen más como resultados mediáticos o comunicacionales alrededor de los allanamientos, más que de una investigación estructurada para debilitar a toda la organización criminal”.

Con Rivera coincide Nelson Yépez, analista en temas de Seguridad, quien expone que “posiblemente se esté utilizando muchos recursos en solo estar atrás de esta persona y su familia. Debería abrirse un abanico más grande para investigar y actuar en sectores donde este índice de criminalidad, gestionado por estas personas, crece”.

El especialista enfatiza que el Gobierno no debería concentrar sus labores en un único objetivo. “Creo que deben estar trabajando los grupos de inteligencia, porque se ven los resultados en los allanamientos y las detenciones. Sin embargo, se debe mejorar el trabajo, no solo focalizarse en uno y su familia, sino ampliar el rango”.

Renato Rivera menciona que todo el seguimiento y la presión que se trata de ejercer contra Fito genera desgaste, sobre todo en las instituciones del Estado que buscan justicia, en caso de que no se obtengan resultados favorables. Sin embargo, señala que habría que analizar si existe realmente una investigación estructurada por lavados de activos a Fito y a su familia. De no haberla, quedarían dudas.

Kléber Carrión agrega que al desgaste contribuyen también las expectativas de la gente, que espera que este amplio despliegue tenga resultados positivos, porque a la larga cuestionará: “si tanto estás buscándolo, ¿por qué no lo hallas? Eso genera un mal sabor, por poner un calificativo, de descontento en la ciudadanía y de impunidad”.

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A esto se suma que “hay un grupo de la sociedad que también piensa que todo esto puede ser una fachada, de que están haciendo algo para buscarlo, pero en realidad poco o nada se hace”, argumenta el exoficial.

El desgaste, a través de operaciones psicológicas, también buscaría aplicarse hacia Fito, indica Carrión, y es por eso que las acciones de presión, como el operativo realizado en la casa del hermano menor de Fito, Yandri Macías, se hizo la semana pasada, a pocos días de celebrarse el Día del Padre.

Aunque no fue detenido, los investigadores están vigilantes de los movimientos que puede haber alrededor de este tipo de fechas, así como también en cumpleaños. Además, porque en estos días se podría cometer algún error, porque puede haber “un derroche de dinero, lo cual siempre va a llamar la atención de los organismos de control, antes y después del evento”.

“¿Qué ha pasado, por ejemplo, en Colombia? Se han generado supuestamente grandes operaciones contra estas cabezas, pero en términos de impacto a la criminalidad, no es que tengan resultados significativos. De hecho, lo que se ve, por ejemplo, es que cuando generas estos resultados en Colombia, puede llevar después al asesinato o al homicidio de estas personas vinculadas, lo que atomiza aún más a las organizaciones criminales”, explica el coordinador del OECO.

Por lo que recomienda tener la mayor cautela posible al planificar este tipo de acciones.

Los expertos consultados contemplan que los métodos de presión que se ejecutan hacia Fito, con acciones contra sus seres cercanos, son importantes, pero... ¿son realmente efectivos? En parte sí, porque de manera inconsciente puede dejar huellas que permitan dar con él, detalla el psicólogo forense Segundo Romero, perito acreditado por el Consejo de la Judicatura.

No obstante, aclara que por su personalidad antisocial, él no sentirá algún tipo de culpa. “Si bien es cierto que (este tipo de personas) están conscientes de lo que hacen y de la maldad que pueden hacer, no sienten arrepentimiento por sus actos”, reitera.

Para analizar el caso del líder chonero, Romero hace una comparación con el extinto narcotraficante colombiano Pablo Escobar:

“Él tenía una estructura de personalidad parecida a la de Fito. La policía le hizo un cerco con los bloques de búsqueda, y aunque trató de ocultarse, fue cometiendo errores que llevaron a su captura. Muy probablemente, este tipo de persona, en algún momento de su vida, va a cometer errores y será capturado. Sin embargo, no creo que él se vaya a entregar; es muy difícil que lo haga”.

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El perito precisa que, muchas veces, este tipo de personas no es que cometa errores, pero “inconscientemente va dejando rastros”. Y aclara que tampoco cambian su forma de ser y, lo más probable, es que ahora mismo se siga llenando de “rencor, odio y deseos de venganza”.

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