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El caso de Kael, de 6 años, un pequeño violado y quemado, vuelve a encender las alertas. ¿Qué hacer? ¿Dónde denunciar? Expertos dan una guía de cómo actuar. Su madre recibe un abrazo de consuelo por parte de su exsuegra.CHRISTIAN VASCONEZ

Alarmante: En Ecuador ‘epidemia’ de maltratos y delitos sexuales en contra de niños y adolescentes

Desde abril a septiembre de este año se investigan 2.469 casos en contra de menores de edad. Expertos coinciden en que el agresor casi siempre está dentro del hogar y que lo importante es romper el silencio y atreverse a denunciar.

Los maltratos y los delitos sexuales han convertido a los niños, niñas y adolescentes en protagonistas de la violencia... Y a sus hogares, en lugares peligrosos, ya que, casi siempre, son sus progenitores o familiares los principales agresores.

El pasado 4 de septiembre, la tragedia de Kael, un niño de 6 años quemado y víctima de agresión sexual, puso en evidencia la falta de compromiso de la sociedad ante estos delitos. Los vecinos escucharon los gritos de dolor del infante y nadie alertó. Todos callaron...

Pero lo que más agrava el drama del menor de edad fue la presunta negligencia que habría existido por parte de las autoridades. Su madrastra, supuesta responsable de su calamidad, fue detenida. Sin embargo, a ella le dictaron medidas cautelares, pese al delicado estado de salud del infante, quien deberá permanecer hospitalizado al menos seis meses.

La tragedia de Camila, de 11 años, fue otro hecho que también encendió las alarmas en cuanto al alto índice de violencia en contra de menores de edad, en un país donde hasta septiembre de este año se han denunciado 347 casos de maltrato infantil y 2.469 delitos sexuales (ver infografía).

En abril pasado la odisea de Camilita fue publicada en las páginas de este Diario. Ella fue violada presuntamente por su padrastro, y su progenitora también habría participado en el delito.

El abril pasado este Diario publicó la historia de Camila una niña violada presuntamente por su padrastro. Su madre también habría participado en el delitoAnny Bazán

¿Pero qué se puede hacer para evitar que casos como los de Kael y Camila se repitan? ¿De quién es la responsabilidad? ¿En qué está fallando la familia? ¿Qué no están haciendo las autoridades? Para buscar una posible solución a esta problemática que les ha arrebatado la tranquilidad a nuestros infantes y adolescentes, EXTRA consultó con varios expertos.

Vilma Torres, exjueza de la Unidad de la Familia y miembro del Consejo de Defensores de Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo del Guayas, considera que para evitar que sucesos de menores violentados vuelvan a ocurrir, es necesario que el niño aprenda a romper el silencio, que no tenga miedo a hablar y ser escuchado.

Es todo un contexto: la familia, la sociedad y el Estado. La familia debe asumir el rol protector, pero también debe dar a los niños las herramientas para defenderse en una sociedad caótica y violenta”.Vilma Torres,
Abogada, exjueza de Familia

Mencionó que es necesario entender señales como el cambio en su comportamiento o en su actitud, cuando no come, llora demasiado o quiere ir a cada rato al baño.

30 alertas de menores de edad asesinados por sus familiares fueron reportadas por el ECU-911 en 2020: 18 fueron niñas y 12 varones.

“Esas son alarmas de que algo malo está pasando, hay que prestar atención a los detalles. Y si el niño no quiere expresarse, se le puede decir que lo dibuje o lo escriba. Romper el silencio toma tiempo, pero los adultos debemos considerar la opinión de los niños. Muchas veces, para ellos es difícil entender la magnitud de lo que está ocurriendo”, sostiene Torres.

Agrega que por lo tortuoso que se vuelve el sistema, en muchos casos se omite la denuncia por parte de las víctimas, o en ocasiones se termina abandonando el proceso, quedando el caso archivado. “Por eso digo, con toda certeza, que el Estado comete acto de omisión y maltrato institucional contra las víctimas que denuncian estos delitos”, asevera la experta.

El capitán Andrés Rivadeneira, jefe investigativo de la Unidad Nacional de Investigación y Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (Unipen), resalta que el 70 por ciento de los maltratos y delitos sexuales ocurren dentro del entorno familiar o son cometidos por personas que viven en la misma casa de las víctimas.

“Esto quiere decir que alguien debe tener conocimiento. Entonces, lo primero que se debe hacer es liberarse de esa cadena de miedo y denunciar, para que la Policía u otras instituciones actúen inmediatamente y poder salvaguardar la integridad del niño o adolescente que está en riesgo. No podemos permitirnos fallar, la prioridad debe ser el bienestar de los infantes y de los adolescentes”, explica.

El oficial de la Unipen añade que de acuerdo con la ley, también se establecen estatutos. Por ejemplo, en un hecho en el que un menor de edad sea víctima, si han pasado más de 24 horas ya no es una flagrancia y no se puede detener al causante; para su aprehensión es necesaria una investigación que puede llevar meses, “pero lo que sí se puede hacer es la recuperación del menor y llevarlo a una casa de protección”.

La gente no se atreve a denunciar los casos. Los niños y adolescentes muchas veces no saben cómo expresar el abuso o el maltrato del cual están siendo víctimas”.La gente no se atreve a denunciar los casos. Los niños y adolescentes muchas veces no saben cómo expresar el abuso o el maltrato del cual están siendo víctimas”.

Lorena Chávez, directora nacional del Mecanismo de Promoción y Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes en la Defensoría del Pueblo, indica que el Estado tiene que responsabilizarse de la vida de los niños. Para eso, explica, hay que identificar cuáles son los sectores de intervención, y si en un barrio hay varios casos de delito sexual, ese es el sector que hay que intervenir para que no se repitan y se reduzcan los niveles de violencia.

Violencia: Sentiende por violencia el maltrato físico y psicológico, el abandono, trato negligente, la explotación y abuso sexual. La situación se ha exacerbado durante
2020 y 2021.

Agrega que lo principal es concienciar a las personas y hacerles entender que la responsabilidad es de todos, porque cuando un menor de edad es víctima de violencia, no es que no grita, pero lamentablemente no vemos a los niños como nuestros. Los familiares prefieren callar y los vecinos no denunciar o hacerse los desentendidos.

“Debemos sentarnos y revisar cuál es el niño, niña o adolescente que soñamos, para evitar que cuando crezcan y cometan una infracción, recién preguntarnos por qué hay tantos niños sicarios. Pero no nos dimos cuenta de que existió un abandono y falta de apoyo por parte del Estado, que no ha creado espacios de contención para la familia y la sociedad”, argumenta la protectora de los derechos de los niños y adolescentes.

Somos reactivos. Solo reaccionamos cuando hay un caso impactante. Si no hay prevención en casos de maltrato y delito sexual en contra de niños y adolescentes, nada va a cambiar”.Lorena Chávez, Defensoría del Pueblo

Cambiar patrones socioculturales

A través de su unidad de comunicación, el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) respondió varias interrogantes con respecto al tema tratado en este reportaje.

¿Qué se debe cambiar para evitar que existan menores de edad maltratados y víctimas de delitos sexuales?

R. Es imperativo el cambio de patrones socioculturales que desmitifiquen a la violencia como un método de comunicación entre las personas y que, paulatinamente, exista un trabajo colaborativo entre familias, individuos, comunidades y Estado.

¿Qué hace el MIES cuando conoce que un menor de edad está siendo victimado? ¿Cómo son tratados los casos?

R. Es preciso definir las circunstancias. Una vez conocido el caso, se debe acudir a la autoridad competente para que se tomen las medidas de protección pertinentes. En el caso de que sea un niño, niña o adolescente, usuario o usuaria de los servicios del MIES, se deberá monitorear el entorno familiar de la víctima, para conocer los avances o retrocesos del proceso.

¿Se puede prevenir el maltrato y el delito sexual?

R. El trabajo en prevención de violencias, a través de la capacitación, del empoderamiento de las víctimas o potenciales víctimas, así como de su entorno, puede lograr reducir los niveles de maltrato y violencia, en todos sus tipos, especialmente la violencia sexual. Se están elaborando políticas públicas que apoyan a la capacitación de equipos técnicos, usuarias de servicios y a posibles víctimas.