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Adiós al relojero más antiguo de la península de Santa Elena
Lo llamaban Relojería suiza porque aprendió el oficio de extranjeros suizos que estuvieron en la península y así denominó al taller que instaló
Para que se despidan todos quienes conocieron al artesano Santiago Pillasagua Yagual, su cofre mortuorio fue colocado en el exterior de su taller, ubicado en el barrio Mariscal Sucre del cantón La Libertad, provincia de Santa Elena.
Después, un grupo de jóvenes sobrinas del fallecido le cumplieron el deseo: cargar el ataúd en hombros, y lo llevaron hasta su última morada en el cementerio de esa localidad peninsular, la mañana de este martes 28 de julio de 2020.
Lo conocían como Relojería suiza por el nombre del taller que fundó en la década de 1960, cuando apenas era un adolescente. Fue el primer relojero que tuvo la península de Santa Elena.
El hombre se destacó por su habilidad para reparar relojes. El oficio lo aprendió de un grupo de suizos que a mediados del siglo pasado estuvieron de paso por esta zona.
Los extranjeros que en aquella época arribaron al puerto de La Libertad eran técnicos en relojes e hicieron amistad con el peninsular y al verlo interesado, le explicaron cómo funcionaban aquellos aparatos.
Pillasagua aprendió rápidamente y con destreza logró armar y desarmar los equipos que los foráneos cargaban. Además de explicarles las técnicas para repararlos, los visitantes le obsequiaron unos libros referente a la actividad.
“En esa época la mayoría de los cronómetros que se vendían en el país se los traía de Suiza y Santiago aprendió con los mejores. Como era el único taller que en ese entonces existía acá tenía clientes de todas partes”, comentó su amigo Williams Suárez Domínguez.
Con la instalación de su relojería, este peninsular también abrió camino a que en la zona se establecieran otras personas y así nació el barrio.
Por la fama ganada, en varias ocasiones, autoridades de la localidad galardonaron a Santiago Pillasagua Yagual, quien en dos ocasiones, fue nombrado teniente político de su parroquia y fundador de la Sociedad de Artesanos de la península.
Decenas de personas entre amigos y familiares acudieron a las exequias del pionero de relojería en Santa Elena, pero en la administración del cementerio se dispuso que sólo ingresen cinco personas a dejarlo en su última morada. Así dieron el adiós al relojero más antiguo de la península. (JL)