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2020: Cinco grandes lecciones que deja la Covid-19 a los ecuatorianos
El año pandémico por el coronavirus nos enseñó que a partir de ahora debemos 'dejar la vida' por la salud, la transparencia, el empleo, educación en línea y los DD. HH.
Se iniciaba el 2020 y el mundo vivía prácticamente ajeno a lo que ocurría en Wuhan, una pequeña ciudad de China de 11 millones de habitantes, donde a finales del año anterior había detonado un virus que estaba postrando y matando a mucha gente. Pero terminaba febrero y todo cambió para la humanidad: lo que ocurría al otro lado del mundo ya no era tan distante e inofensivo. El temido coronavirus comenzaba a llegar con fuerza a Europa, Estados Unidos y Latianomérica.
Acá en Ecuador, las preocupaciones de siempre, como la crisis económica, la corrupción y la inseguridad también pasaron a segundo plano. El Gobierno Nacional declaró la emergencia sanitaria y, con ella, duras medidas como el confinamiento y la suspensión de muchas actividades productivas, sociales, deportivas..., que no evitaron el fallecimiento, hasta estos días de fin de año, de casi 14.000 muertes y 210.000 infectados, según cifras oficiales, aunque los subregistros arrojarían cifras muy superiores.
En todo caso, la pandemia de Covid-19 ha dejado duras enseñanzas al Ecuador, un país que, definitivamente, no estaba preparado para una emergencia sanitaria de tal magnitud y por tanto sus secuelas puede que duren muchos años, antes de recuperarnos. Aquí les contamos sobre 5 lecciones que nos deja de la Covid-19:
1.- LA SALUD ESTABA 'DESNUTRIDA'
La Covid-19 le hizo ver a los ecuatorianos que la existencia de un frágil sistema de Salud Pública y malos hábitos alimenticios de la población, entre otras falencias, lo que se vio reflejado en miles de muertes y contagios tan pronto llegó al país.
Tras señalar que con la pandemia colapsó totalmente el "desnutrido" sistema de Salud, Francisco Andino, ex ministro del ramo, indica que "hemos tenido un aprendizaje bastante duro, con cerca de 14.000 fallecidos en Guayas y 35.000 a nivel nacional", aparte de los cientos de miles de contagiados hasta ahora. Insiste en que el sistema "hipercentralizado", no permitió que la gente, sobre todo de Guayaquil, tuviera acceso a camas, oxígenos, medicamentos...
Andino, miembro del Foro Permanente de la Salud, recomienda que a más de despolitizar y desconcentrar la salud, la población necesita un cambio de estilo de vida, pero para ello necesita instrumentos como la información, la educación y la comunicación.
"Somos la población del arroz con menestra y carne asada, y al final tenemos doble carbohidrato y la Covid es una enfermedad alimentaria. No cambiar los estilos de vida y la alimentación, mejorando el tema de los betaglucanos, de las glutaminas , los interferones naturales, no vamos a poder vencer esta ni ninguna enfermedad", sentenció.
Carlos Mwyin, clínico intensivista, sostiene que la emergencia "va a dejar durante mucho tiempo mucha tragedia y penas por tantas muertes de familiares, amigos, conocidos". Él recomienda al Estado tomar medidas urgentes que favorezcan la atención pública, y nos permitan estar preparados ante un posible recrudecimiento de la enfermedad y el aparecimiento de otras.
La pandemia develó los aspectos más tétricos de la corrupción, porque el robo de dineros públicos que existía antes en contratos de refinerías, hidroeléctricas, mochilas escolares, si bien estancaba y empobrecía más al país, al menos no contribuía a la muerte de miles de ecuatorianos, como sí ocurrió con los actos deshonestos que se dieron durante los peores días de la emergencia sanitaria.
Así lo considera Ricardo Ramírez, miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción, capítulo Guayas, para quien "fue algo estremecedor para la conciencia nacional saber que con los recursos de los hospitales se enriqueció mucha gente sin que les doliera la salud y la vida de tantos compatriotas".
Acota que si no se hubieran robado ese dinero, a lo mejor muchas víctimas hubieran sobrevivido a la enfermedad, "porque ellos murieron porque les faltaban camas en los hospitales, fármacos, respiradores artificiales y otros insumos".
Una segunda lección que en este campo deja el año pandémico es la falta de una "justicia plena", que castigue por ejemplo a los implicados en estos actos que incluyeron las compras con sobreprecios de kits alimenticios y fundas para cadáveres.
Según Ramírez, si bien la fiscal Diana Salazar es una de las pocas que se está "jugando la vida", al tratar de procesar a "estos grupos mafiosos", es problable que al final todo quede en nada.
El catedrático y ex candidato presidencial propone que una forma de empezar a dejar atrás esta pesadilla, es que los ecuatorianos elijan bien a sus autoridades en esta nueva oportunidad que tienen en las urnas, en febrero de 2021.
3.- MÁS DESEMPLEO Y SE IMPONE DEL TELETRABAJO
La nueva enfermedad trajo la mayor de las crisis económicas mundiales, con oleadas de desvinculaciones laborales. Hasta fines de agosto de 2020, en Ecuador las cifras hablaban de un millón de desempleados y 5,3 millones de trabajadores con condiciones laborales precarias.
Aunque a finales de noviembre, el Gobierno afirmó que entre junio y septiembre se duplicó el número de empleos adecuados y se salvaron hasta 75.231 plazas "gracias a Ley Humanitaria", la percepción de opositores y gremios laborales es totalmente contraria.
"El trabajo es un vaivén que hoy podemos tenerlo y mañana perderlo, por cuestiones propias o exógenas", dice el sociólogo Homero Ramírez Chávez, para quien la pandemia nos ha enseñado que hay cosas como los valores humanos que siempre debemos tener y fomentar. "Siempre debemos pensar que pueden llegar cambios obligados a causa de la naturaleza, las leyes humanas o una guerra, y uno tiene que estar preparado para todo, tener remesas para poder subsistir un tiempo".
El periodista y poeta Víctor Garay Oleas sostiene que este año nos ha advertido que debemos reinventarnos cada día en cualquier oficio que desempeñemos, tratar de ser versátiles para, en un momento dado, emprender en una actividad nueva que nos permita hacer frente a emergencias como la actual.
Ramírez Chávez y Garay coinciden que en estos cambios obligados en las actividades económicas entra la parte del trabajo en casa o teletrabajo, algo que, según ellos, se quedará para siempre y hasta supere a mediano plazo al trabajo presencial.
LOS DERECHOS HUMANOS MÁS VIOLENTADOS
La vulneración de los derechos fundamentales de la gente aumentó en este año, según activistas y expertos en el tema, para quienes la falta de atención básica en salud y la violencia intrafamiliar (65 de cada 100 mujeres han sido violentadas en diferentes formas, según la Fiscalía), son solo parte de una crisis humanitaria total que vive nuestra sociedad.
"(En el Ecuador) este ha sido un año nefasto especialmente en este tema: hemos visto como el derecho a la salud ha sido afectado por una situación que nadie esperaba, pero lo realmente preocupante ha sido la escasa respuesta que ha tenido el Estado ecuatoriano para enfrentar este reto", comentó Mario Melo, miembro del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica de Quito.
Con Melo coincide Santiago Zúñiga, presidente de la Federación de Médicos Posgradistas, quien sostiene que los derechos del personal sanitario en este país "fueron violentados de manera grosera, dramática durante esta pandemia".
El 10 de diciembre, al conmemorarse el Día de los Derechos Humanos, Naciones Unidas pidió a los estados empezar a reconstruir para mejorar todo lo que la pandemia ha sacado a la luz, asegurándose de que la base de la reconstrucción sean los derechos elementales de las personas.
LA EDUCACIÓN EN LÍNEA, OTRA PESADILLA QUE NADIE ESPERABA
Una de las peores pesadillas dejadas por la pandemia a los ecuatorianos ha sido la necesidad de implantar la educación vía telemática o en línea, especialmente en las áreas urbano marginales y rurales, donde la cobertura de Internet es muy baja o nula y miles de escolares han tenido que abandonar los estudios.
Patricio Carvajal, excoordinador en Guayas del Contrato Social por la Educación y ex miembro del Foro de Organizaciones de la Niñez y la Adolescencia, dice que no hay para costear las necesidades vitales, menos para computadoras o señal de internet, lo cual ha generado en los docentes y en las familias mucha ansiedad, preocupación y otros problemas "que no favorecen una educación de calidad, un proceso educativo armónico".
Cajas propone que el nuevo año lectivo debe empezar por atacar las debilidades que hoy tiene el sistema, especialmente nivelar a niños y niñas que han salido del sistema educativo por no tener las herramientas tecnológicas a su alcance.