Si el fútbol barrial tiene su ‘Libertadores’ con el torneo Campeón de Campeones, las parroquias rurales de Quito tienen su ‘Champions League’, como denominan a su torneo entre clubes campeones.

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El certamen tiene partidos emocionantes, con las hinchadas más animadas. Aquí todo puede pasar, como cuando quedaron definidos los finalistas en el estadio de la Liga Parroquial Amaguaña, en el valle de los Chillos.

El vigente campeón, Universitario, de Píntag, logró instalarse en la final tras un polémico partido que resultó con dos expulsados en el elenco rival, Tuquerrez, de Puéllaro, y un herido entre sus filas.

Carlos Ordóñez acabó siendo el héroe de la jornada al volver al campo de juego al sufrir un corte en la cabeza tras una peligrosa jugada. En una disputa de balón por la banda, Carlos salió a la marca de Christian Ballesteros, que intentó pasar la pelota por arriba y con la pierna demasiado alta acabó impactándolo en la nuca, lo que le generó un corte.

La sangre asustó a sus compañeros en ese momento, pero tras salir para ser atendido en el banquillo, Ordóñez pidió seguir, pues el partido iba 0-0 y quería luchar hasta el final. Una venda bien apretada le fue suficiente para volver.

Universitario había atacado con más profundidad en el partido y, de hecho, para entonces el cuadro de Puéllaro ya estaba jugando con uno menos desde el minuto 33, cuando el arquero Mateo Baca arriesgó demasiado para evitar un gol y cometió una falta clarísima a los pies de Leandro Leime.

La primera expulsión no impidió a Tuquerrez atacar también. Lo hacían de contragolpe, obligando a que aparezca el golero Luis Morales, que había entrado al cambio. Por eso Carlos, con la cabeza herida, no quería perderse ni un minuto del partido, porque vistas las condiciones del arquero rival, lo mejor era aprovechar la superioridad de jugadores.

Universitario trabajó la victoria de forma inteligente, fue paciente y logró el gol del triunfo cuando se jugaba el último minuto reglamentario. Un contraataque desde la derecha generó una pelota para Jaime Cumbal, quien se metió al borde del área y mandó un pase preciso para la aparición de Wladimir Oña, que fue letal con un remate colocado.

Los adicionales fueron simplemente para cuidar el resultado y, en el caso de Carlos, mostrar tremenda valentía, pues incluso entraba a defender con golpes de cabeza.

“Es parte de este juego. Uno tiene muchas ganas de seguir, la adrenalina no le deja parar. Esta alegría es para la familia, que aguanta cada semana; para estos chicos, que no dejaron de correr e insistir; y para nuestro pueblo de Píntag, que es muy futbolero y nos ha acompañado”, expresó el capitán herido.

En el segundo partido de la jornada hubo definición por penales. La Pradera, de Puembo, y Choppis, de Guangopolo, empataron 1-1 con tantos de Junior Mendo y Mateo Minda, respectivamente. A pesar de que hubo emociones con llegadas de ataque de ambos equipos, la igualdad persistió. Posteriormente, el arquero de Choppis se llevó el protagonismo.

Fue una tanda muy apretada, sin errores de los lanzadores. Solo una atajada de Brandon Salinas rompió la llave y le dio el paso a la final a su equipo, que deberá medirse el sábado a Universitario, que es el gran favorito, pues es uno de los tradicionales en la ‘Champions’ parroquial y además es el vigente campeón.

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