Los apagones pueden tener un impacto significativo en la salud de las personas. La falta de electricidad interrumpe la rutina diaria, lo que puede provocar estrés y ansiedad, así lo asegura la psicóloga Karla Varas. Sin acceso a servicios básicos, muchas familias enfrentan desafíos que afectan su bienestar emocional y físico.

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La ausencia de energía eléctrica  dificulta la conservación de alimentos, lo que aumenta el riesgo de intoxicaciones alimentarias. Además, la falta de iluminación adecuada puede provocar accidentes y caídas. Las personas con condiciones médicas que dependen de equipos eléctricos, como los respiradores, pueden enfrentarse a riesgos serios si no tienen acceso a alternativas.

La incertidumbre y los apagones  pueden elevar los niveles de ansiedad. La interrupción de actividades cotidianas y la imposibilidad de comunicarse pueden llevar a sentimientos de aislamiento. Para los niños, la falta de un entorno estable puede resultar confusa y aterradora, afectando su desarrollo emocional.

Para reducir el impacto de los apagones en la salud, es fundamental estar preparados. Tener un kit de emergencia con suministros básicos, como alimentos no perecederos y agua, es esencial. La planificación también incluye contar con linternas y baterías para mantener una iluminación segura.

Es recomendable establecer un plan familiar para afrontar la situación, lo que ayuda a mantener la calma. Durante los apagones, fomentar actividades lúdicas y creativas puede distraer de la incomodidad y fortalecer los lazos familiares. Mantener una buena comunicación, ya sea en persona o a través de mensajes, ayuda a mitigar la sensación de soledad.

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