Diez minutos antes de que cuatro sujetos llegaran a su barrio, en la cooperativa Una Sola Fuerza, en Durán, para disparar y prender fuego a tres viviendas, Ana había salido a hacer compras con sus hijos. Esta decisión fue crucial para evitar que tanto ella como sus pequeños resultaran afectados por los disparos o el incendio.

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Sin embargo, su vecina, una adolescente de 16 años que vivía en la casa de enfrente, no tuvo la misma suerte. Los delincuentes, presuntamente miembros de la organización criminal Chone Killers, irrumpieron en su vivienda de caña y piso de tierra. No conformes con dispararle, le rociaron gasolina y la quemaron viva.

El fuego no solo envolvió la casa donde la joven (que tenía dos meses de gestación) vivía con su pareja desde hace un año, sino que también se extendió a la vivienda contigua, habitada por dos adultos mayores que se encontraban en la casa de un familiar al momento del hecho.

“Por suerte no estábamos en casa, porque no solo dispararon al aire, también directamente contra las viviendas. Mi casa tiene varios impactos de bala y además le prendieron fuego. Los vecinos lograron apagarlo con baldes de agua”, relató conmocionada la propietaria de uno de los domicilios afectados.

Otro vecino contó que la adolescente fallecida era su prima, y que los criminales llevaban chalecos similares a los de la policía, estaban armados con pistolas y fusiles, y cubrían sus rostros con pasamontañas. Mientras atacaban, gritaban a las personas que salieran de sus casas.

“No eran policías, eran delincuentes. Este sector está controlado por los Latin Kings y quienes cometieron este ataque eran de una banda contraria. Esto pudo haber sido una represalia por la masacre del día anterior. Pero nosotros no tenemos nada que ver. Mi prima estaba sola cuando llegaron los asesinos”, explicó el familiar de la menor de edad, cuyo cuerpo quedó carbonizado dentro de la vivienda.

El teniente coronel Roberto Santamaría, jefe del distrito Durán, explicó que la guerra criminal entre los Chone Killers y los Latin Kings, las dos organizaciones que se disputan el control en Durán, no solo se centra en el territorio para cometer delitos que beneficien su economía, sino también en un conflicto ideológico, ya que ambas bandas buscan la supremacía.

 “No solo ocurrió la masacre donde murieron siete personas que salían de un billar, sino que también hubo otros eventos violentos ese mismo día, y luego el asesinato de la joven. Una organización perpetra un atentado y luego la otra responde, compitiendo por ver quién causa más muertes. Lo más preocupante es que empiezan a circular mensajes en redes sociales sobre las venganzas que se están generando, y amenazan con más ataques”, indicó el jefe policial.