Manuel Patiño no es odontólogo ni guitarrista, pero todos los días usa con gran habilidad los utensilios médicos y las cuerdas de las guitarras para darle rienda a su pasión: crear, moldear, definir rostros... humanos o de cómics.

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Oriundo de la provincia de Los Ríos y con 32 años, Manuel es un artista plástico que, en su taller ubicado en la ciudad de Guayaquil, usa esos materiales para añadir texturas y darle detalles finísimos a sus esculturas. Gracias a su ‘ojo clínico’, le quedan ‘idénticas’.

Además de trabajar moldeando rostros de persona, como se inspiró con doña Zoila, su abuelita de 93 años, a quien hizo igualita -con sus canas y sus lentes incluidos- en una escultura pequeña, también realiza obras de personajes de historietas como Wolverine, El Guasón y las Tortugas Ninja, a gusto del cliente.

Su aprendizaje en este oficio fue empírico. Comenzó hace ocho años cuando asistió a un evento donde observó a un artista utilizar materiales particulares para sus esculturas. Este le explicó cómo prepararlos y obtener lo necesario, que incluye cera de abeja, plastilina y parafina, pues eso facilita así su manipulación.

Según explica Patiño, el proceso de crear una escultura implica capturar los rasgos de la persona mediante varias fotografías, incluso prestando atención a los detalles de su vestimenta para poderlos ‘encachinar’ y que se parezca bastante. “Desde que era niño, dibujaba mucho y siempre quise ver mis dibujos materializados”, afirma el artista, al destacar la importancia de los detalles.

Sobre su proyecto más reciente, que fue una escultura de Thundercats de 3.15 metros de altura que tomó tres meses completar, Patiño comenta que este proyecto fue realizado en colaboración con otras dos personas, desde el modelado hasta la aplicación de diversas técnicas de pintura, incluyendo automotrices y acrílicas.

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El artista revela que en algunas ocasiones utiliza plumafón y poliestireno para agregar volumen a sus esculturas, lo que también ayuda a economizar materiales. “Doy forma con un serrucho o estilete para que quede ‘pepa’”, añade, destacando la ligereza de las esculturas debido a esta técnica.

También es importante el uso de resina, un componente químico que hace endurecer y es capaz de soportar los diferentes cambios de temperaturas. También utiliza caucho para el proceso de revelado, adaptándose a la complejidad de cada figura.

“Por ejemplo, hace pocos meses hicimos un Capitán América que nos tomó seis meses en elaborarlo de tamaño real, fue un proyecto grande acompañado de ‘harto ojo’ para darle esos pequeños detalles”, recuerda, al tiempo que señala que cada escultura es mucho más que una simple representación, es un viaje en el que la imaginación y la habilidad se entrelazan para dar vida a figuras creadas con una pasión que se refleja en cada detalle meticulosamente tallado.

Las esculturas varían de precios dependiendo de la complejidad de la misma y del tamaño. La más costosa hasta el momento fue de casi cuatro ‘lucas’.

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