La zozobra ha comenzado a invadir el barrio América, en el centro de Quito. Durante los días desolados, algunos comerciantes se refugian tras las rejas de sus negocios para evitar que los delincuentes ingresen a robar; mientras que cada noche, la inseguridad se apodera de ciertos tramos de este icónico sector, agravada por las riñas callejeras protagonizadas por quienes supuestamente compran licor en tiendas no autorizadas.

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Algunos lugareños viven atemorizados y cuestionan la falta de respuesta por parte de las autoridades. Lamentan que esta aparente indiferencia contribuya al incremento de los problemas que, según ellos, necesitan atención urgente.

Adriana Astudillo, residente de este importante barrio, relata que en los últimos cuatro o cinco años han tenido que enfrentar la muerte de cinco personas y numerosos asaltos. “Nosotros llamamos a la policía o al ECU-911, pero ya no nos responden. La policía coordina dos horas después de la situación”, menciona, evidenciando la desesperanza de los vecinos.

La situación sería crítica, especialmente por la presencia de delincuentes armados. La joven habitante narra que recientemente hubo una balacera entre un comerciante y unos presuntos asaltantes. A eso añade que a su “madre le entran a robar siquiera dos veces por semana (en su negocio)”.

La madrugada del viernes 26 de julio, un hombre identificado como Julio González recibió dos impactos de bala en un confuso hecho que terminó con la detención de un miembro activo de la Policía Nacional: Byron Elizondo, quien fue procesado por el delito de homicidio y recibió orden de prisión preventiva.

El agente, según el acta de audiencia, alegó que había salido a buscar comida y que usó su arma de dotación porque dos sujetos lo habrían amedrentado. Sin embargo, tras el suceso abandonó la escena y no alertó a sus superiores, ni tampoco al ECU-911. ¿Por qué? Esto será esclarecido durante las investigaciones.

Esta situación ha generado más preocupación entre algunos lugareños, porque al no estar del todo claro lo ocurrido y al enterarse de que el agente pertenecía a la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) que brinda seguridad al barrio, la desconfianza de algunos vecinos ha aumentado.

Hubo quienes incluso fueron a revisar en el sistema judicial si el gendarme registraba algún antecedente y descubrieron que en 2022 fue sobreseído de una investigación por el delito de extorsión, que se seguía en su contra en el cantón Babahoyo, provincia de Los Ríos.

Adriana Astudillo recuerda que el primer muerto en su barriada cayó en la esquina de la calle Asunción, a pocos metros de la avenida América. La víctima y su atacante habrían tenido una discusión luego de haber consumido bebidas alcohólicas. “Se llamó a la ambulancia y a la policía, pero llegaron (...) ya cuando el chico había fallecido”, narra.

Este tipo de peleas, que surgen después de que personas beben licor, serían constantes, pero sobre todo los jueves y viernes, presuntamente entre estudiantes universitarios.

En 2023, un grupo de jóvenes llevó a cabo una pelea en plena avenida América, lanzándose cascos y otros objetos que tenían al alcance, como se puede ver en una grabación realizada por un morador (escanear para ver video). Esta riña continuó hacia la calle Santiago, donde uno de ellos fue sometido a golpes. Este hecho violento fue captado por cámaras de vigilancia privadas. En las grabaciones se puede evidenciar la saña con la que actúan los jóvenes presuntamente alcoholizados.

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Rosa Orellana, también moradora, cuenta que ha sido víctima de la delincuencia en algunas ocasiones. “Una vez me asaltaron dos muchachos y, de los nervios, no avancé a ver si eran armas de juguete o de verdad”, recuerda.

La mujer es propietaria de una tienda y dice que sus ventas han disminuido drásticamente desde la pandemia, pero aun así ha tenido que conseguir dinero para invertir en las rejas que ahora protegen su local, pese a que se encuentra en la avenida principal.

“Me siento encarcelada. Soy una mujer vieja y me veo en la obligación de estar encarcelada, porque no se está seguro ni en la casa de uno”, expresa.

Los vecinos piden más patrullajes y control policial, así como la instalación de cámaras de seguridad que funcionen, pues existe una del ECU-911 que supuestamente no estaría operativa. “Nosotros pedimos encarecidamente que la policía nos tome en cuenta, nos ayude y nos auxilie con los temas de seguridad. Tenemos un botón de pánico, pero de nada sirve si no responden y no llegan (los agentes)”, argumenta Astudillo.

La moradora sostiene que las solicitudes de ayuda serían constantes, pero la falta de acción efectiva dejaría a los residentes en un estado de intranquilidad. Orellana concluye que “esto ya es el colmo, ya es demasiado, solicitamos encarecidamente que la policía nos tome en cuenta (...), nos auxilie”.

La desesperación de los vecinos del barrio América es evidente. Viven con el temor constante de ser víctimas de la delincuencia y esperan que las autoridades tomen medidas efectivas para devolverles la tranquilidad y la seguridad que tanto anhelan. (SC)

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