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Hermanitos torturados en Naranjal: Cicatrices imborrables en cuerpo y alma
El niño, de 7 años, reveló la crueldad de la que fue víctima por parte de su madrastra. Lo quemó con una plancha y le introdujo un palo en sus partes intimas.
Las heridas de su alma le duelen tanto o más que las que guarda su cuerpo. Manuel tiene apenas siete años, pero ya conoce lo que es ser torturado y carecer de la protección y el calor de un hogar.
Han transcurrido 185 días desde que su madrastra lo llevó a una casa de salud de Naranjal, porque supuestamente presentaba una dolencia estomacal que le habría provocado convulsiones; y aunque ya no se encuentra internado en un hospital sanando de las lesiones provocados presuntamente por la conviviente de su padre, Manuel todavía está lejos de recuperar su salud física y mental.
Desde el pasado 26 de enero, el menor de edad permanece en una casa de acogida de Guayaquil, al mismo lugar donde cuatro meses antes fue llevada su hermanita, de ocho años, quien también habría sido violentada y abusada sexualmente por la mujer que le causó daño.
Seis meses después de este cruel hecho, la madre de ambos menores reveló a este Diario las penurias que ha padecido desde que le arrebataron a sus hijos y lo que sintió cuando en una de las visitas a sus pequeños, escuchó el consejo que la mayor de sus niñas le dio a su hermanito.
“Quedé en shock cuando escuché a mi niña. Nunca me imaginé que algo tan brutal le podía ocurrir a mis hijos. Ella le dijo a su hermano: ‘No volveremos a esa casa, no volveremos a estar con esas personas malas. Mira lo que te hicieron, te quemaron con una plancha’”, recordó la progenitora.
Contó que durante la conversación la niña tocaba el rostro y las manos de su hermano y le pedía que ya no tenga miedo, porque no volverán a la vivienda donde los torturaron.
“Mi hijo tiene cicatrices en el 90 % de su cuerpo. Su cabeza tiene un corte que fue hecho con un objeto cortopunzante, al parecer un cuchillo; además de quemaduras en el rostro, en su pierna la marca de una plancha. Y los dedos de sus manos pareciera que estuvieran quebrados. Esa mujer también introdujo un palo en sus partes íntimas”, contó con tristeza la madre del infante.
Mencionó que su hija también tiene lesiones en el cuerpo, específicamente en los brazos y el tórax, y que en cada visita ellos le suplican que quieren volver a su lado. “Las cicatrices del cuerpo, mi hijo las tendrá toda su vida, igual que las huellas que le dejó en su alma la tortura que padeció. Solo pido justicia”.
Testimonio
El menor acusó a su madrastra
La abogada Patricia Castro Coronel, representante de los familiares de los menores afectados, desveló que en el testimonio que el menor de edad dio en la cámara de Gesell dijo que su madrastra le echó agua hirviendo y que en tres ocasiones le introdujo un palo de escoba en sus partes íntimas.
“El niño dijo que esta mujer le pegaba y que en muchas ocasiones lo hizo dormir en el patio con la perra. Fue una crueldad”, manifestó la abogada.