Las planificaciones en hogares o negocios que se pudieron hacer para este lunes 23 de septiembre no sirvieron de nada, debido a los cambios en los horarios de cortes de energía, anunciados prácticamente a medianoche.

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Los apagones a nivel nacional están previstos hasta el 29 de septiembre. Sin embargo, los horarios se anunciarán cada viernes, según el Gobierno Nacional. En Quito, algunos barrios amanecieron sin luz, otros que lograron enterarse del corte de las 9:00 dijeron no se cumplió el horario. ¡Todo un lío!

En el sector de las Cinco Esquinas, sur de la urbe, Kléber Moreira se quedó con el pan a medio hacer. El corte estaba previsto para las seis, pero llegó a las 8:30 de la mañana. “Ahora temo que la masa se dañe, porque por la cantidad de levadura se hace ácida”, comentó a EXTRA.

Generalmente produce un quintal diario, ayer no llegó ni a la mitad. “Si se cumplieran los horarios, nosotros podríamos organizarnos mejor. Yo no estaría perdiendo pan ahorita”, reclamó.

Frente a esta molestia, que se expandió por las redes sociales, Antonio Goncalves, ministro de Energía y Minas, pidió disculpas públicas en rueda de prensa, justificando los cambios repentinos en que estaba de viaje fuera del país por un tema familiar y que había llegado a la madrugada.

Explicó también que los horarios previos se descartaron porque el nivel de agua en la represa de Mazar, ubicada entre Azuay y Cañar, estaba en los 2.114 metros. “Cuando llega a los 2.110 metros ya perdemos el control”, dijo el ministro. Por lo tanto, la estrategia, por ahora, es mantener el nivel de agua en la represa. Aunque hay esperanza por las ligeras lluvias que se registraron el domingo en la zona austral del país.

Algunas calles de la Villaflora, también en el sur de la capital, se tornaron más bulliciosas de lo normal por los motores de los generadores de energía eléctrica. Los comerciantes no estaban dispuestos a perder la mañana de trabajo.

Solo en una cuadra de la calle Francisco Londoño se activaron tres generadores. Deimy Aguilar y sus compañeras de una estética de uñas luchaban por prender el aparato. “Tenemos que acomodarnos a las circunstancias. La dueña del local fue la que compró el generador, porque necesitamos luz para todo”, dijo Deimy.

El mismo camino tomó Edwin Aymara, un laboratorista que compró hace un par de meses dos generadores. Invirtió 700 dólares, pues al tener pacientes ya agendados no les puede cerrar las puertas. “Definitivamente es mejor gastar en esto y no perder un día de trabajo. Estamos dispuestos a colaborar, pero tienen que ponerse de acuerdo para organizarnos”, reclamó.

Pero no todos tienen los recursos para comprar estos aparatos. Byron Guayta pasó la mañana del lunes esperando a que volviera la energía eléctrica. “Yo doy servicios electrónicos, la gente por eso ni se ha acercado”, relató.

Además de que las computadoras no funcionan y no hay internet, tampoco puede vender los accesorios celulares, porque sin luz no puede emitir facturas electrónicas. ¡Un relajo!

La calle controlada

A pesar del despelote que se armó por los cortes, las calles no colapsaron como otras veces. Según la Agencia Metropolitana de Tránsito, hasta las 10:00 del lunes hubo 272 intersecciones en las que no funcionaban los semáforos.

En las principales calles se evidenció la presencia de los uniformados que evitaron, hasta donde se pudo, el caos vehicular. Según la AMT en total se desplegaron 1.240 en tres turnos.

Hasta tanto, según el Gobierno Nacional, el país depende de que llueva, pero no tanto. Según Goncalvez, si llueve demasiado también sería un problema por los sedimentos. En ese caso se espera nuevos cortes con un aviso entre dos y cuatro horas de anticipación.

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