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Familiares y pacientes con cáncer admiten que hay escasez de medicamentos en el Hospital Guayaquil.Freddy Rodríguez

Pacientes con enfermedades catastróficas 'penan' por vivir

Pacientes que necesitan una cirugía han muerto por esperar una cama en el hospital. En cambio, los enfermos oncológicos dicen que no hay medicamentos.

La pandemia del coronavirus los dejó fuera del radar de la salud. Por un lado, pacientes hepáticos y renales que mantienen la esperanza de seguir con vida porque esperan un trasplante, pero las salas están repletas. Pero también están a los que se les agota la existencia porque no encuentran medicamentos para continuar con su tratamiento oncológico.

Kenia Marín necesita un riñón. Desde hace ocho años se somete a diálisis para limpiar su sangre de desechos. En 2018 entró a la Lista de Espera Única del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células (Indot), pero -asegura- nunca la llamaron.

Cuando en marzo del año pasado se inició el estado de excepción por la propagación de la COVID-19, el anhelo de Kenia por obtener un trasplante se desvaneció, debido a que las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) donde se realizaban este tipo de cirugías acogían a los contagiados. Además, la lista de espera cambió.

Ahora, la paciente, de 42 años, debe realizarse nuevamente exámenes para determinar si tiene las condiciones de salud para la intervención. Si se le halla una dolencia deberá seguir un tratamiento para volver a ser tomada en cuenta.

A Kenia no le importa esperar hasta encontrar un donante. Pero teme que en la clínica, a donde acude tres veces por semana para realizarse la diálisis, se agoten los medicamentos. Necesita vitaminas y pastillas para controlar la hipertensión. “En otros centros de salud ya no hay medicamentos y los pacientes los compran”, se queja.

De enero a mayo de este año, según el Indot, se han realizado 105 trasplantes a nivel nacional. De estos, 10 corresponden a renales, uno hepático y el resto (94) de córneas

Frans Serpa, cirujano del aparato digestivo, especialista en trasplantes y médico del Hospital Metropolitano de Quito, considera que, si bien este tipo de intervenciones se están retomando por parte del Ministerio de Salud Pública (MSP), es necesario darle prioridad a las cirugías de órganos y no de tejidos.

“Las córneas pueden esperar. Es grave, pero nadie se muere por no ver. Los órganos vitales como el riñón e hígado tienen alta demanda en el país”, dice.

En Ecuador existen más de 15.000 pacientes renales que reciben diálisis. No todos tienen riesgo de morir, pero los que sí, requieren obligatoriamente un trasplante para mejorar su estilo de vida, explica Serpa.

Lo mismo con los enfermos hepáticos. El médico, con 10 años de experiencia en cirugías y trasplante de hígado, páncreas y multiórganos, cree que de la mayoría de pacientes que estuvieron en lista de espera por un hígado antes de la pandemia y que no recibieron un donante deben haber fallecido. Esto porque no hay un órgano ni máquina que lo sustituya. “Si no hay trasplante, el paciente se muere”.

En la actualidad existen 11 pacientes en espera de un trasplante hepático, según el Indot.

Serpa insiste que estas personas sean consideradas como prioridad o su destino será la tumba. Así pasó con el padre de Malena (nombre protegido). El paciente, de 66 años, falleció en octubre de 2020 porque su cuerpo no soportó la cirrosis hepática que lo aquejaba desde 2014. Fue ingresado a la lista de espera en 2018.

Según Malena, en 2019 su padre estuvo primero en la nómina para la intervención, en la categoría de prioridad, hasta que llegó la pandemia...

Serpa explica que en el país se usa una escala para determinar el riesgo de mortalidad en los enfermos hepáticos por los próximos tres meses. Mediante un examen de sangre se puede conocer si en ese período el paciente tiene de un 15 a 95 por ciento de riesgo de fallecer. “Y de acuerdo a eso se establece la prioridad para los trasplantes”, señala el especialista.

Grecia cuenta con frontalidad las penurias que viven los pacientes con cáncer.Cortesía

Escasa medicina oncológica

El coronavirus también ha afectado a los pacientes oncológicos, quienes confirman el desabastecimiento de fármacos, por ende la suspensión de sus tratamientos.

Solo el año pasado se registraron 29.273 nuevos casos de cáncer en el país, según la Globocan (Global Cancer Observatory).

Nelly Muñoz (76) padece de acromegalia (tumor que agranda el sistema óseo y ciertos órganos). Desde finales de marzo no le administran la ampolla Octeotride, que requiere aplicarse cada mes en el Hospital Teodoro Maldonado Carbo. Se le complica conseguirla porque una bordea los 2.000 dólares. Además, tiene que comprar otro fármaco que tampoco hay”.

Grecia Solís (51) sufre de cáncer de mama y de piel. Dice que ha vivido la escasez de medicinas en los hospitales públicos, pero gracias a Dios no ha interrumpido sus tratamientos, pues es beneficiaria de un convenio entre la Alcaldía de Milagro y Solca.

Asegura que el Hospital Guayaquil no tiene insumos para exámenes básicos. “No hay reactivos. Me mandaron a hacer los marcadores tumorales afuera. No lo oí, lo viví. Estaba en el área de oncología esperando mi turno y hasta hacer tiempo les pregunté a unas 50 personas si padecían de la escasez de insumos o han paralizado sus tratamientos. Alguien malencarado salió y me gritó: ‘¿Quién le ha autorizado para pedir esa información?’ Me dijo que no tenía por qué dirigirme a ellos”, dice.

“La gente tiene miedo de hablar por represalias”, asevera.

Los pacientes muestran una lista de los medicamentos que necesitan.FREDDY RODRÍGUEZ

Copias no son confiables

Si alguien suspende su tratamiento (quimioterapia, radioterapia, etcétera) se vuelve quimiorresistente: la persona puede tener una recaída a corto plazo, la enfermedad progresa nuevamente. Se pierde tiempo valioso y dinero, la medicina es cara. La recaída pudiera hacer que cuando retome el tratamiento sea tarde, no le quede mucha sobrevida, dice el doctor Francisco Plaza, cirujano oncológico y exsecretario de la Sociedad Ecuatoriana de Oncología.

Una opción en los tratamientos son los genéricos, pero Enrique Terán, doctor en farmacología, expresa que en el país hay cerca de 6.500 fármacos, de los cuales el 3 y 5 por ciento son genéricos. 

“Estamos llenos de medicamentos copia, estos aparecen antes de que se venza la patente del fármaco original y no se puede garantizar que tengan la misma calidad. En Latinoamérica y países asiáticos no hay protección de patentes y copiar se vuelve legal”, precisa Terán, quien indica que el MSP no cumple su reglamentación, pues este organismo indica que los medicamentos copia para ser considerados genéricos deben someterse a un análisis de bioequivalencia, comparar cómo se comporta el fármaco en el organismo, el original y la copia; o haber vencido la patente. 

Contacto con las autoridades

El pasado 13 de abril, un grupo de pacientes hepáticos y renales envió una carta abierta al Gobierno para que se retomaran los trasplantes y ellos puedan acceder a uno. Además, crearon una cuenta en Twitter con el nombre ‘Lista de Espera’ para exponer sus necesidades.

Ante esto el Indot informó a este Diario que el pasado 7 de junio, el director de la entidad, Patricio Ortiz, se reunió con 20 personas de este colectivo para explicarles que si bien la actividad trasplantológica se había disminuido, no fue suspendida por completo. Los únicos trasplantes que no se han realizado en el contexto de la pandemia son: pulmonar, cardíaco y de médula ósea.

El director también les indicó los centros que se activarán para esta práctica. Ortiz y los representantes del colectivo se comprometieron a continuar colaborando para fomentar la actividad trasplantológica e incrementar la tasa de donación en beneficio de las personas que requieren órganos o tejidos.