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¡‘Justicia’ en manos de los ‘vecis’! Casi linchan a presuntos delincuentes en Quito
Moradores se sienten inseguros e intentaron hacer justicia con sus propias manos. Un sociólogo dijo que la gente perdió la confianza en el estado.
Los habitantes de algunos sectores de la capital se cansaron de la inseguridad y han tomado la ‘justicia’ por sus propias manos.
En tres días se registraron cuatro intentos de linchamiento. El populacho agarró a presuntos delincuentes que intentaron robar y violentar a sus víctimas con cuchillos o armas de fuego. A unos les cayeron a palos y piedras, a otro lo arrastraron por la calle, hubo uno a quien lo amarraron a un poste y a otro le dieron correazos.
El último hecho ocurrió el domingo en la Feria de Autos de Guamaní, en el sur de la capital. Jhon Villacís, un morador que vive cerca, contó que un comerciante de vehículos le había alertado a un cliente que no sacara el dinero porque rondaban choros por el lugar. El usuario guardó la plata y se fue.
Sin embargo, el alertante fue atacado por un grupo de personas que le lanzaron una piedra, gritaron: “¡Sapo!”, y luego huyeron. Los vendedores y usuarios se percataron del ataque y corrieron tras los agresores, capturando a dos mujeres y a un menor de edad.
Los golpearon con palos y piedras y los retuvieron hasta que llegaran los agentes policiales, quienes fueron tras los dos fugitivos. Ellos fueron capturados cerca de un terreno baldío y les requisaron dos armas de fuego y un destornillador.
Villacís comentó que en la feria siempre ocurren robos y que el alboroto fue necesario para llamar la atención de las autoridades y de la ciudadanía. El morador añadió que han solicitado presencia policial en la zona, pero no han tenido respuesta. “Vienen clientes a comprar con 20 mil o 30 mil dólares y son presa fácil de la delincuencia. A los comerciantes también les roban cuando se van a sus casas”.
Rosa Chicaiza vive frente a la feria desde hace 12 años. Ella recordó que cuando llegó al barrio ocurrió un hecho que no lo olvidará fácilmente. Le quemaron vivo a un delincuente.
La moradora añadió que en la actualidad puede haber un acto similar si no se mejora la seguridad del sector. “La gente perdió el miedo a los pillos. Se enfrentan a ellos con el peligro de morir”, mencionó.
No hay confianza
El sábado, los moradores de Chillogallo casi le queman a un presunto ladrón. Vecinos que prefirieron no identificarse contaron que el individuo junto a otro sujeto le robaron 3.000 dólares al repartidor de leche.
Al parecer, los delincuentes lo interceptaron en la calle Manuel Chérrez y le quitaron el dinero, amenazándolo con una pistola. La víctima pidió auxilio y capturaron a uno de los sospechosos, a quien le bajaron el pantalón y le dieron correazos. Cuando uno de los vecinos intentó quemarlo vivo, un agente de tránsito se interpuso y lo resguardó hasta que llegara la Policía.
Christian Palacios, sociólogo y experto en seguridad ciudadana, dijo que una de las principales motivaciones para que la gente se rebele de esta manera es la falta de confianza a las instituciones estatales. Añadió que la ciudadanía no es ingenua. Que se dio cuenta que existen actos de corrupción en el sistema judicial y de seguridad. “Se sienten desamparados y con incertidumbre”.
Ese mismo sábado, los habitantes de Nayón, en el norte de la capital, agarraron a tres pillos que intentaron meterse en un carro y les golpearon hasta dejarlos mal heridos. La Policía tuvo que armar un operativo para llevarse a los sospechosos antes de que los lincharan. Los uniformados también recibieron golpes.
La respuesta policial
El 16 de septiembre en La Cocha, sur de Quito, un taxista se salvó de que un delincuente, haciéndose pasar por pasajero, lo apuñalara y robara su dinero. La víctima logró escapar de la agresión, llamó a sus compañeros y ajusticiaron al retenido. Lo amarraron a un poste y le dieron una golpiza con palos. También le arrastraron unos metros.
Palacios indicó que los niveles de violencia en los linchamientos se deben analizar desde una perspectiva social. Es decir, según el experto, una forma de violencia es cuando alguien sale a buscar trabajo y no lo consigue o cuando ve acabarse la plata en su casa.
“Esta falta de estabilidad económica se deriva en otros planos como el afectivo y psicológico”. Para el sociólogo, estos niveles de tensión aumentan y “explotan” cuando se sienten desprotegidos en las calles.
César Zapata, comandante del Distrito Metropolitano de Quito, mencionó que se están reuniendo con los líderes barriales de los sectores sureños en los que se han registrado estos intentos de linchamiento para pedirles su colaboración. “La ciudadanía quiere salir a patrullar con nosotros, pero no puede. Es mejor que nos den información”.
El oficial enfatizó que la Policía trata de llegar a tiempo a estos eventos para impedir que se agreda físicamente a los presuntos victimarios y que ningún vecino cometa un delito.
Palacios explicó que la Policía, sola como institución, no podrá recuperar la confianza del pueblo en la seguridad. “Deben actuar correctamente Fiscalía y el sistema de rehabilitación”.
El sociólogo concluyó que sin un sistema de justicia limpio, en las calles la gente seguirá desconfiando y sintiéndose insegura.