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María Esther durante uno de los momentos de su proceso de recuperación.Cortesía

La Virgen ayudó a despertar a la vicealcaldesa de Latacunga

Funcionaria pasó 63 días en terapia intensiva tras contagiarse de COVID-19. Fue desahuciada, pero dice que se recuperó por un milagro

En mayo próximo se cumplirán cuatro años del período oscuro que vivió María Esther Veloz Malavé, de 44 años, la actual vicealcaldesa de Latacunga, provincia de Cotopaxi.

La mujer, entre lágrimas, relata que en mayo de 2020 su esposo se infectó de COVID-19, en Guayaquil. Después sus hijas y la chica que le ayuda en casa. Todos se recuperaron, pero después ‘cayó’ ella.

Inició el tratamiento en casa. De un día a otro tuvo problemas para respirar, por lo que el médico tratante decidió usar oxígeno, requería de dos litros. En cuestión de horas la situación se volvió compleja y ya necesitaba de seis litros de gas para poder respirar.

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Por su condición, debían ingresarla a un hospital y no existían camas disponibles en ninguna parte del país. Encontraron cupo en un centro asistencial de Quito, pero tenía que pagar la suma de $ 20 mil.

El tiempo iba en contra. En el hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) se abrió el área de terapia intensiva y Esther fue asilada. No sabía si regresaría nuevamente a su hogar.

En la oficina de la vicealcaldesa hay una imagen de la Virgen de La Merced.Gloria Taco

Estuvo en UCI por dos ocasiones. La primera vez permaneció 8 días dormida y despertó con un fuerte dolor en el costado derecho de la costilla. Le realizaban un drenaje porque se le había explotado el pulmón.

Hubo un momento en que María Esther perdió la fe, pero pudo mejorarse y le dieron de alta. Al salir, no había oxígeno de venta y tuvo que regresar a la casa de salud. Necesitaba de ocho litros de oxígeno. Tenía el 98% de afectación en los pulmones.

"Pido perdón a Dios por haber sido cobarde y querer perder la batalla. De eso me arrepiento todos los días”. María Esther Veloz, vicealcaldesa de Latacunga

Al ingresar por segunda vez a UCI sintió miedo de morir; sin embargo, entró con fe en la Virgen de La Merced. Pasó 10 días dormida. No había medicina y sus familiares formaron equipos de búsqueda a diferentes partes del país; el medicamento había hasta triplicado su valor. Era una gran prueba.

En la última noche cuando fue desahuciada, su esposo fue a la iglesia de La Merced y al sacerdote le pidió prestado el manto de la Virgen que se encuentra en el altar mayor.

Con el manto cubrieron a María Esther. Ese día, según cuenta, en medio de su inconsciencia vio a su madre que falleció hace 16 años. Estaba sentada en el filo de la cama. La funcionaria dice que en su sueño se despidió de unas cuatro mil personas, se veía volando por las calles de Latacunga. Y de pronto, María Esther despertó. Ella pasó 63 días en terapia intensiva.

La vicealcaldesa le atribuye a la Virgen de La Merced el milagro de su vida, razón por la cual está consagrada a esta advocación. “Hoy agradezco cada día a Dios y a la Virgen el poder despertarme para estar al servicio de los demás”, dice con fe.

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