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Testimonio de fe: Esposos resguardados por la Virgen en Azogues
Creyente dice que cuando estuvo contagiada por COVID-19 le llevaron al hospital una estampita y le pidieron que rece diariamente
La recuperación de su esposa, Elix Clarita Castañeda, quien fue sometida a una cirugía de alto riesgo en la base encefálica debido a la rotura de un aneurisma, es uno de los mayores motivos de agradecimiento para Fernando Beltrán, residente de Azogues, provincia de Cañar.
Él atribuye el éxito de la operación a la intercesión de Nuestra Señora de la Nube y del Señor de la Buena Esperanza, a quienes invocó fervientemente por la salud de su amada esposa. Esta difícil situación ocurrió hace cuatro décadas, cuando los médicos daban pocas esperanzas a la paciente.
Fernando recuerda cómo sus padres le enseñaron a amar a Dios y a la Virgen Santísima, una fe que vivió intensamente durante este desafío con su compañera.
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Durante el proceso, sintió el consuelo maternal de la Madrecita del cielo en cada detalle. Fernando viajaba constantemente entre Cuenca y Azogues, coordinando con médicos, realizando visitas a laboratorios y procurando los insumos y medicamentos necesarios para el cuidado diario de su esposa. Superar esta prueba fue, para él, “un verdadero milagro”.
"La de mi esposa fue la primera intervención de alta cirugía en el hospital Homero Castanier Crespo”, añade Fernando, destacando que, a pesar de que el aneurisma se rompió tres veces durante el proceso, gracias a la intervención divina, su esposa salió adelante. La señora fue operada un sábado y el éxito de la intervención la comprobaron una semana después, cuando pasadas las 13:00 ella despertó y expresó sus ganas de comer choclo con queso.
UNA EXTRAÑA VISITA
Además de esta experiencia, Clarita vivió otro momento que considera una bendición. Durante el primer mes de la pandemia de COVID-19, ella contrajo la enfermedad y fue hospitalizada. En su estancia en el hospital, una madrugada, una figura femenina de tez blanca con una túnica se presentó buscándola.
Debido a las restricciones, la visitante no pudo entrar, pero le dejó una funda con un escapulario y una estampita de Jesús del Gran Poder, con instrucciones de rezar todas las noches. Este regalo llegó acompañado de un sueño en el que Clarita se vio llevando la imagen que se venera en la procesión de Semana Santa en Quito.
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Esta esposa, madre y abuela sostiene que se siente bendecida por la Madre del cielo, porque después de eso, hace tres años, le detectaron cáncer maligno a la tiroides. En un sueño la Virgen le dijo que “todo iba a estar bien” y ella confió.
Fue operada y al despertar le preguntó al doctor cuándo la intervendría. La sorpresiva respuesta del médico fue que a qué santos se encomendaba porque ella ya había sido operada, no le hicieron ninguna quimio y hablaba, tomando en cuenta que le rasparon las cuerdas vocales.
Después sufrió de parálisis, también le detectaron diabetes y sigue adelante. Todos estos hechos han acrecentado la fe de Clarita y su esposo. Ambos están seguros de que la Virgencita los ha cuidado.
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