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En Santa Elena tienen una 'mamita' de gran corazón
Desde que llegó les ayudó para superar la pobreza. Enseñó a leer a madres y niños, gestionó donaciones y contribuyó en la creación de varias obras
‘Nadie es profeta en su tierra’, dice un adagio que le viene bien a la ciudadana alemana Isabel Dietrich, quien es muy querida por los habitantes de las comunas de la parroquia Manglaralto, en la provincia de Santa Elena. A la extranjera todos la conocen como Mamita Isabel.
Dietrich nació en Ellwangen, una ciudad ubicada a 300 kilómetros de Múnich, y llegó como misionera católica a la zona de Manglaralto en 1972. Tenía apenas 16 años cuando sintió el llamado de Dios, dejó su país y su familia para dedicarse a ayudar al prójimo en otro continente.
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Al principio no estaba en sus planes establecerse en Ecuador, pero al ver tanta pobreza en la zona norte peninsular decidió quedarse para emprender planes de mejoramiento de vida a favor de los nativos.
“Los pobladores vivían en pequeñas chozas de caña con techo de cadi. Había muchos niños con hambre, no iban a la escuela porque ayudaban a sus padres a cultivar en el campo. Viví escenas muy tristes y decidí quedarme para ayudar a las familias”, narró la extranjera.
Una de las tareas con las que la joven empezó su labor fue capacitando a las madres y niños en educación básica, talleres de tejidos, confección de ropas, entre otros cursos. Junto al sacerdote de la parroquia, Othmar Stahēli, quien en esa misma época llegó de Suiza, empezaron a buscar ayuda internacional para los habitantes peninsulares.
En sus gestiones lograron que ONGs lleguen con donativos. Así se entregó alimentos y medicina gratuita por un buen tiempo. La extranjera gestionó entre grandes empresas que cedan materiales de construcción para el mejoramiento de las casas de los comuneros.
La labor diaria de la alemana empezaba desde las 06:00 hasta las 20:00, en todas sus acciones siempre promovía la fe católica. La benefactora reside en el Santuario de Olón, templo que ayudó a construir junto al párroco Staheli.
Por ese servicio en atención en salud, educación, alimentación, vestidos y otros, los nativos empezaron a llamarle ‘mamita Isabel’ y es así como la conocen en todos los poblados. Isabel Dietrich se convirtió en la ‘madre espiritual’ de los comuneros de Manglaralto.
Han pasado más de cincuenta años de su arribo e Isabel Dietrich aún sigue fomentando la acción solidaria en favor de las familias peninsulares. Actualmente, Dietrich preside la Fundación Santa María de la Esperanza y junto a varias misioneras atienden a niños y adolescentes que llegan de todas partes del país al orfanato del Santuario de Olón.
- RECONOCIMIENTO
“Se trata de una extraordinaria mujer, su ejemplo es digno de seguir. Acá todos la conocen como ‘Madre o mamita Isabel’. Ella es parte de la historia y desarrollo de los pueblos de Manglaralto”, dijo el poblador José Suárez.
“He sido testigo fiel de la incansable labor de amor maternal, de su entrega, y cariño para educar miles de niños y jóvenes, quienes como yo un día llegamos con tantas necesidades afectivas, de educación y de todo tipo. Gracias a mamita Isabel por su entrega”, señaló Tania Marca, edil de Santa Elena, una de las personas que en su adolescencia fue apadrinada por Dietrich.
“Pocas personas tienen el coraje y la valentía de entregarse por completo al servicio del prójimo siguiendo el ejemplo de nuestro amado Jesucristo, renunciando a sí mismo, a sus propios sueños y proyectos. El pago a tanto sacrificio de ‘mamita Isabel’ sin duda alguna vendrá desde el cielo con una corona de estrellas y la vida eterna junto al padre celestial”, expresó la pobladora Karen Borbor.
Días atrás, la ciudadana alemana fue reconocida por el cabildo municipal de Santa Elena que le otorgó la distinción, Ejemplo de labor social.
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