La ciencia y la experiencia han demostrado una y otra vez que el vínculo entre niños y mascotas es algo verdaderamente especial, un lazo que se vuelve inquebrantable con el tiempo. Sin embargo, para quienes aún conserven dudas, basta con conocer la historia de Elena y Junior: un conmovedor acto de amor y de desesperación que trasciende las limitaciones humanas cuando de un ser querido se trata. 

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Este es el relato de Elena, una niña de 8 años que vive en la ciudadela La Aurora, en Machala (El Oro) y su pequeño amigo peludo, un hámster dorado de dos años llamado Junior, quien un día se extravió de casa sin dejar rastro.

Como toda buena historia, esta tiene un comienzo peculiar. Todo empezó cerca de las 11:00 del miércoles 21 de agosto de 2024. Mientras Elena estaba en la escuela, Junior permanecía en una pequeña jaula diseñada especialmente para él para cuando ella no estuviera en casa.

Sin embargo, un pequeño descuido le dio a Junior la oportunidad de escapar de su prisión temporal. Consciente -tal vez- de que las oportunidades no se deben dejar pasar, aunque no supiera qué podría suceder después, decidió actuar. Corrió por la casa hasta que se encontró con una nueva oportunidad -un suertudo el Junior-: un pequeño espacio en la puerta del garaje que le permitía salir.

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Así comenzó la travesía del pequeño Junior. Una vez fuera y después de recorrer una corta distancia, se encontró en la conocida avenida Ferroviaria, en medio del caos vehicular y el bullicio de la gente. ¿Qué pensaría Junior de nosotros? ¿Por qué tan relajosos los humanos?

En ese momento, una mujer de unos 40 años que iba camino a su trabajo se topó con nuestro travieso aventurero. Al darse cuenta del peligro que corría en esa vía y al verlo solo, lo recogió y se lo llevó consigo, sin un destino definido.

Como todos los días, Elena volvió de la escuela después del mediodía. Lo primero que siempre hacía al llegar a casa era darle de comer a Junior y jugar un rato con él. Sin embargo, para su sorpresa, al llegar solo encontró la jaula vacía en la que solía estar Junior.

Elena preguntó a sus padres y a Luis, su hermano mayor, pero nadie sabía nada. Buscaron por toda la casa, pero fue en vano; el hámster no apareció. Ante la incertidumbre y la angustia de no saber qué había pasado, Elena se derrumbó en llanto y desesperación.

Las horas pasaban y la preocupación de Elena aumentaba. Esa noche, no quiso cenar. Como una ráfaga de viento frío que acompaña los momentos melancólicos, su mente se llenó de recuerdos compartidos con su querido amigo Junior, y el temor de no volver a verlo la entristecía aún más.

Uno de sus primeros pensamientos fue el momento en que pidió a sus padres que le compraran a Junior. Desde el primer instante en que lo vio, sintió una conexión especial con él. Su pelaje dorado y esa pequeña mancha blanca le recordaban a un cachorro que había visto antes, pero que sus padres no le permitieron tener. El perrito se llamaba Junior, y por eso decidió darle el mismo nombre a su nueva mascota.

A la mañana siguiente, el 22 de agosto, Elena recordó que tiempo atrás había visto en Facebook que un cachorro perdido había sido encontrado gracias a una publicación en una conocida página de noticias locales. Decidió pedirle a sus padres que se pusieran en contacto con Mario Pinto, el propietario de aquel medio.

MP Noticias aceptó publicar el caso de la desaparición de Junior, y así, la idea de Elena, nacida de su desesperación, logró movilizar a toda una ciudad con el único objetivo de encontrarlo.

Si las redes sociales han sido utilizadas para convocar movilizaciones y hasta para derrocar gobiernos, ¿por qué no usarlas para encontrar a Junior? Al fin y al cabo, buscar una mascota puede ser un acto de amor tan poderoso, especialmente cuando el llamado proviene de un niño.

Elena estaba decidida a encontrar a su amigo. Por eso, ofreció una pequeña gran recompensa: el dinero que sus padres le daban para gastar en el recreo durante una semana, es decir, 10 dólares, aunque no especificó esta cantidad en la publicación de Facebook.

Una vez realizada la publicación, solo quedaba esperar que Junior fuera encontrado por alguien de buen corazón y regresado a sus dueños. Sin embargo, la búsqueda no fue sencilla.

Comenzaron a recibir llamadas de personas que afirmaban tenerlo, intentando obtener la recompensa prometida por Elena. Es probable que pensaran que la recompensa era mayor de lo que realmente era, ya que circuló el rumor de que se ofrecían 200 dólares por información sobre Junior.

Entre las llamadas falsas, lo que más alarmaba a Elena eran los comentarios en la publicación de Facebook. "Yo creo que ya un carrito lo aplastó o un gatito se lo comió", escribió un usuario. "Los gatos ya le hicieron la vuelta", dijo otro, y así seguían varios más.

Habían pasado varias horas desde que se lanzó la alerta en Facebook, pero aún no lograban encontrar a Junior. Fue cerca de las 15:00 cuando recibieron una llamada que les devolvió la esperanza. Un joven al otro lado de la línea trajo buenas noticias: la señora que había encontrado a Junior y se lo había llevado era su tía.

Minutos después, Elena y Junior se reencontraron. La mujer llevó al hámster personalmente de regreso a su casa, y cuando Elena intentó entregar la recompensa ofrecida, ella se negó a aceptarla. "Lo hago de corazón", respondió.

Luis, el hermano mayor de Elena, conversó con EXTRA y nos relató toda la historia y las peripecias que vivieron durante los dos días hasta que Elena y Junior se reencontraron. Posteriormente, Elena envió un mensaje de agradecimiento a todos quienes le ayudaron a encontrar a su querida mascota.

"Gracias, gracias a las personas de buen corazón pude encontrar a mi hámster, ya está conmigo aquí en casa, gracias".

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