Una denuncia ciudadana realizada a través de la aplicación Arcsa Móvil llevó a los inspectores de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) a realizar una inspección en un asadero de pollos ubicado en la vía Cuenca – Azogues. Lo que hallaron durante la revisión fue preocupante: múltiples violaciones a las normativas sanitarias que comprometían la salud de los consumidores.

Condiciones insalubres que motivaron la clausura

Durante la inspección, los técnicos observaron que diversos productos estaban en contacto directo con el suelo, mientras que otros se encontraban almacenados debajo de un lavador lleno de tuberías cubiertas de hongos. Los mesones presentaban daños y estaban cubiertos de restos de comida vieja, y las tablas de cortar de madera estaban en mal estado y sucias, lo que dejaba claro el grave problema sanitario del lugar.

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Al continuar con la revisión, se encontró una bodega desordenada, llena de botellas, mesas y sillas, sin mantenimiento ni limpieza, y ubicada justo al lado de las áreas de preparación y despacho de los alimentos, lo que incrementaba el riesgo de contaminación.

Condiciones deplorables de higiene

La inspección, según un informe de Arcsa, continuó hacia las zonas donde se preparaban los alimentos. Allí se encontraron tuberías abiertas, agua estancada de color sanguinolento, pollos almacenados en lavadores en mal estado con moho, paredes oxidadas y mesones sucios. Estos hallazgos, que rápidamente fueron difundidos en redes sociales, fueron motivo suficiente para proceder con la clausura inmediata del establecimiento, aunque los inspectores aún descubrieron más irregularidades.

El control sanitario era realizado por un gato

Los técnicos encontraron un gato pequeño dentro de una jaula, usado por los encargados del establecimiento para cazar roedores durante la noche. El animal estaba encerrado todo el día sin comida, lo que fue calificado como un acto de crueldad animal. Además de ser inhumano, este hecho representaba un riesgo significativo para la salud de los consumidores, ya que el gato podría haber tenido contacto con áreas donde se preparaban los alimentos.

Lina Morlin, residente de Cuenca, expresó su indignación al respecto: “Es inhumano lo que hicieron con ese gato. ¿Qué les pasa a las personas? ¿No tienen conciencia? Deberían ir a prisión. Las autoridades son demasiado blandas. Dentro de una semana este lugar estará abierto de nuevo. Lo que dirán es que ya no está el gato. El Ecuador está rodeado de gente mala y autoridades débiles”.

Acciones y sanciones aplicadas

Frente a la situación, el restaurante fue clausurado de forma inmediata como medida preventiva. Para que reabra, será necesario que se garantice la limpieza y desinfección adecuadas, lo cual será verificado por los inspectores de Arcsa. Al mismo tiempo, se inició un proceso sancionador, que podría imponer una multa de hasta 10 salarios básicos unificados, conforme a la Ley Orgánica de la Salud. Sin embargo, muchos consideran que esta sanción resulta "insignificante" ante la gravedad de las infracciones cometidas, como indicó el ciudadano Jonathan Gálvez.

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