“Venerar a San Martín es una tradición que nos une. Cada balsa que llega con ofrendas es un símbolo de gratitud por las bendiciones recibidas”, comenta José Luis Realpe, quien participará en la festividad en honor a este Siervo de Dios el próximo 3 de noviembre.

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Limones y Canchimalero, en el norte de la provincia de Esmeraldas, serán el epicentro de una celebración religiosa en la que se combina fe y cultura. La jornada comenzará a las 09:00 en la iglesia San Pedro y San Pablo, donde el párroco, junto al comité pro San Martín de Porres-Canchimalero, dará inicio a los actos eucarísticos.

El festejo se complementará con actividades culturales al ritmo de bombo, huasa, maracas y marimba. Tras la misa solemne al mediodía, a partir de las 14:00 se desarrollarán diversas actividades y muestras artesanales y familias ofrecen una variada gastronomía.

Con la fuerza pública se ha dispuesto de un plan de contingencia para garantizar la seguridad de quienes pernocten en las rutas turísticas de esta zona de Esmeraldas.

La devoción a San Martín de Porres tiene sus raíces en 1963, gracias al agradecimiento que Aurelia Mosquera Quintero, comerciante de Limones, le hizo al santo tras un milagro en su juventud. Luego de naufragar en una embarcación, ella lo invocó y logró llegar a la playa, salvándose.

"Cada 3 de noviembre, siento que mi fe se renueva. San Martín de Porres ha sido un faro de esperanza en mi vida y en la de mi familia", asegura María Elena, devota desde hace más de 20 años:

Para ese día, los devotos arribarán con balsas, adornadas con frutas cosechadas en la región, y las ofrecerán en el acto, simbolizando el agradecimiento a Dios por las bendiciones recibidas. Cada fruto será ofrecido a los asistentes, mostrando la generosidad y conexión entre la naturaleza y la fe.

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