La madrugada del domingo 18 de agosto, el barrio 26 de Junio, en el norte de Esmeraldas, más conocido como “Tripa de Pollo”, se convirtió en un infierno. Momentos de pánico y desesperación invadieron a los moradores cuando un grupo de pistoleros desató el horror.

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Eran las 2:30 de la madrugada cuando los disparos comenzaron a retumbar en las estrechas calles del sector, transformando lo que era una celebración en una noche de pesadilla.

Los casquillos de fusiles regados por el suelo son testigos mudos de la brutalidad del ataque. Los carros, estacionados a lo largo de la vía, quedaron perforados por las balas, mientras que el asfalto quedó teñido con la sangre de los inocentes. Zapatos abandonados, manchas rojas que marcan el lugar donde las víctimas cayeron. Un escenario desolador, digno de una película de terror.

Los sicarios, con una frialdad escalofriante, llegaron en vehículos, armados con fusiles de alto calibre, y comenzaron a disparar a diestra y siniestra. Nadie estaba a salvo. Según informes preliminares, al menos cuatro personas perdieron la vida en este ataque despiadado, ocurrido durante la celebración de un cumpleaños.

Y la pesadilla no terminó ahí: más de una decena de personas resultaron heridas, muchas de ellas están luchando por sus vidas.

La comunidad, en shock, aún intenta comprender cómo una noche de fiesta se convirtió en una tragedia de proporciones inimaginables. Los moradores del sector ahora viven con el miedo latente, preguntándose cuándo volverá la violencia a golpear sus puertas.

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