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Gisella Herrera y su esposo recorren el sitio donde estaba su vivienda.Luis Cheme

Esmeraldas: Familia sueña con recuperar la casa que el lodo les quitó

Escombros arrastraron la morada y todo lo que un círculo familiar consiguió con esfuerzo durante 15 años

Gisella Herrera y su esposo Carlos Macías recorren con nostalgia el lugar donde hasta el 4 de junio estaba su casa, en el barrio La Concordia 2, sur de Esmeraldas.

En el espacio donde vivían con sus dos hijas menores de edad, ahora solo hay lodo y desolación. La corriente del río Teaone arrastró el inmueble con sus enseres, dejándolos en la calle, solo con la ropa que llevaban puesta.

La pareja camina entre el barro tratando de encontrar algo que no haya sucumbido ante la fuerza de la naturaleza, pero solo hay fango.

“Mi cocina, mi neverita, mi lavadora, camas, colchones, ropa, todo se fue. No eran cosas nuevas, pero lo conseguimos con sacrificio”, menciona Gisella, de 36 años.

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El agua se les llevó lo obtenido en más de 15 años de trabajo. Lo que tenían en su casa lo habían conseguido con sus emprendimientos. Ella fabricaba y vendía pulseras, ofrecía cremas, cabellos para extensiones y bocaditos para fiestas.

Justo un mes antes de las inundaciones, Gisella había adquirido una cocina con horno, de segunda mano, para sus preparaciones y empezar a expandir su negocio. Con el desastre todo quedó en ilusiones.

“Por momentos se me salen las lágrimas, pero el apoyo de los vecinos ha sido fundamental. Unos nos regalaron ropa, otros comida y un vecino nos dio gratis un cuarto que tenía en arriendo para que vivamos hasta que podamos recibir la ayuda de alguna casita”, dice Gisella.

Según el último reporte de la Secretaría de Gestión de Riesgos, 82 casas se destruyeron por completo, entre ellas la casita de Gisella Herrera.Luis Cheme
  • DOS CASAS DAÑADAS

El sitio donde estaba la vivienda de Gisella y su familia fue declarada zona de riesgo, puesto que allí se formó una zanja que desfoga hacia el río Teaone. Por eso, la reubicación es inminente.

Con esa realidad, hasta el momento estos damnificados no tienen certeza de dónde ni cuándo tendrá un nuevo hogar.

El día de la tragedia, la mamá de Gisella fue a rescatarlos y mientras les daba la mano, su casa también colapsó en el barrio San Rafael, en el sur de la urbe. Para ellos, la tragedia fue por partida doble.

  • LA FAMILIA, SU FORTALEZA

Tener vivos a los integrantes de su familia es la mayor motivación de Gisella para recuperarse de la adversidad.

Está consciente de que no será fácil empezar desde cero, pero no se rendirá. “Cuando estás en familia, recibes la fortaleza necesaria para salir adelante”, dice esta madre, a modo de consuelo, mientras con los suyos permanecen, a unos 50 metros de donde estaba su casa, en un espacio cedido por un vecino.

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