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Cotopaxi: Su madre fue asesinada frente a ellos y ahora necesitan ayuda
La comunidad Papahurco, en Salcedo, realiza un donativo mensual de $ 180, para estudios y alimentación. Son tres menores, cuidados por sus abuelos
Las noches ya no son de tranquilidad para tres menores de edad que fueron testigos de cómo su padre le asestó cerca de medio centenar de puñaladas a su madre, el domingo 30 de abril de 2023, en la pequeña casa que habían construido dos meses antes, irónicamente, para mejorar su situación marital.
María Janeth tenía 34 años y mantenía una relación con Víctor Alfonso Jami Toapanta desde antes de cumplir la mayoría de edad. Juntos procrearon tres hijos, quienes actualmente tienen 16, 11 y 4 años. Ellos están bajo el cuidado de sus abuelos maternos y de su comunidad, Papahurco, ubicada en el oriente del cantón Salcedo, en Cotopaxi.
Los vástagos han recibido ayuda psicológica para afrontar la desgracia, pero esta no ha sido suficiente para asimilar el dolor y tampoco para perder el miedo, pues para conciliar el sueño deben colocar un palo junto a sus colchones, porque creen que con este objeto se podrían defender si su padre llega para atacarlos.
Sin embargo, el hombre no está libre, sino en prisión, porque fue procesado por el delito de femicidio al día siguiente del crimen, luego de que lugareños lo encontraran escondido en una quebrada.
Contribución
Fabián Caizalitín, síndico de Papahurco, explica que para aliviar la situación de los afectados la comunidad ha decidido ser solidaria con ellos. Por ese motivo, los residentes acordaron sumar 50 centavos al dólar que cada mes pagan a la Junta del Agua Potable por el servicio. De esa forma obtienen una contribución de $ 180 cada 30 días.
El dinero no es entregado directamente a los hermanitos o a sus familiares, porque es administrado por la dirigencia del sitio. “Se hace un análisis de lo que necesitan y se distribuye de la mejor forma. En la escuela se ve si necesitan para su colación, cuadernos u otra cosa. De ahí se ve también por su alimentación en la casa”, explica Caizalitín.
La directiva también gestiona con instituciones públicas y privadas la posible construcción de una casa para los perjudicados, en un terreno que les dejó la madre junto a la vivienda de sus abuelos.
Uno de los objetivos que tienen las autoridades de la comunidad es que los chicos crezcan en buenas condiciones, es por eso que se mantienen cercanas. Y mientras la ayuda llega, los huérfanos pasan sus noches en colchones que están sobre el piso.
Escena cerrada
A la casa en que ocurrió el crimen nadie ha querido volver. El sitio permanece tal como quedó luego de la noche en que Janeth -como preferían llamarla sus parientes- fue asesinada.
En el interior, a través del orificio de una puerta, aún se pueden ver manchas de sangre, mientras que en el exterior han quedado la ropa y juguetes esparcidos alrededor del pequeño inmueble, que está a unos 200 metros del lugar en el que actualmente moran los menores.
Para evitar que extraños ingresen, las ventanas han sido aseguradas y la puerta principal cuenta con un candado cuyas llaves tienen únicamente los padres de la fallecida.
Necesitan afecto
Edwin, hermano de Janeth, comenta que él trata de pasar el mayor tiempo posible junto a sus sobrinos para brindarles el cariño que necesitan. “Les doy aprecio, los cuido, siempre estoy para ellos”, señala.
Afirma que tiene como tarea contribuir al desarrollo de los hijos de su hermana para que estudien, se conviertan en profesionales “y lleguen mucho más allá de lo que hemos logrado nosotros”.
El joven agradece, a nombre de su familia, la ayuda que reciben de parte de la comunidad, porque menciona que ha sido oportuna en estos momentos difíciles, cuando -al publicar esta nota periodística- aún no se cumple un mes de la partida de Janeth.
Dicen que está de viaje
Aída Plasencia, madre de Janeth, cuenta que sus nietos varones comentan entre ellos que su mamá está de viaje y que el motivo de su partida habría sido trabajar duro para enviarles regalos.
Incluso, narra que el más pequeño, mientras llora, suele decir: “no va a venir mi mamacita. Ella trabaja para tener mucha plata y mucha golosina. Por eso no va a venir, va a trabajar mucho”.
La adolescente, en cambio, tiene su mayor lucha con las imágenes que quedaron en su mente la noche del crimen. A ella, su padre también la atacó y la hirió, pero logró escapar a tiempo, recuerda Plasencia.
Causa del crimen
Los allegados rememoran que la pareja tenía discusiones de manera frecuente y que Janeth ya había sido agredida por Víctor Jami, pero esperaban que su relación se restaure cuando decidieron construir su propia casa, pues antes vivían con la familia de su cónyuge.
Fabián Caizalitín explica que el presunto femicida era controlador excesivo y eso era lo que al parecer detonaba los problemas sin razón. Por esa situación, al parecer, ya había amenazado con apuñalarla, añade doña Aída, porque horas antes del suceso Janeth le habría dicho que si algo le sucedía, que ella se quedara a cargo de sus hijos.
Medidas de protección
En el expediente del caso, que aún se encuentra en una etapa de investigación, se detalla que las autoridades judiciales dispusieron, a favor de los hijos de la víctima y sus abuelos, la prohibición de que se realicen en su contra actos de persecución o intimidación, de parte directa del procesado o a través de terceros.