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Caso Daira Guagua: Exigen justicia por brutal asesinato en Esmeraldas
Antes de desaparecer, la mujer se comunicó con uno de sus hijos, quien la esperaba en casa
Era una noche tranquila en el balneario de Las Palmas, de Esmeraldas. Serían las 20:00 del 2 de enero de 2025, cuando la voz de Daira María Guagua Cortez resonó a través del teléfono. Ese fue el inicio de una angustia indescriptible.
“Ya voy, quédate atento para que me pagues el taxi”, le dijo ella a uno de sus hijos, quien la esperaba en casa. Habría estado a punto de abordar un transporte que la llevaría de regreso a su hogar, en el barrio El Regocijo. Sin embargo, esa llamada fue como su despedida. Daira no llegó a su destino. En su lugar se presentaron el dolor y la desesperación.
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Los minutos pasaron y sus cinco hijos, dos de ellos con discapacidad, inocentes, no comprendían por qué su madre no regresaba. Ese fue el inicio de un calvario para la familia Guagua Cortez.
La desesperación creció a medida que los días pasaban. La comunidad se unió, organizando búsquedas y vigilias. Cinco días después, el martes 7 de enero, Daira ‘asomó’ en una fosa común, a unos metros de su hogar, en estado de descomposición.
Hallazgo macabro
El hallazgo del cuerpo de Daira fue un golpe devastador para la comunidad de El Regocijo. La policía encontró el cuerpo maniatado y embalado, lo que sugiere que ella fue asesinada en otro lugar y luego metida en el foso. Pero lo que más llama la atención y genera dudas es que la víctima estaba envuelta en unas sábanas de las que usaban en su casa, según contó un familiar.
“La angustia y la desesperación nos llevaron a buscar en cada rincón, pero nunca imaginamos que la encontraríamos así”, comentó entre lágrimas Mireya, hermana de la víctima, quien localizó el cuerpo en una loma.
Buscan al o los atacantes
La indignación y el miedo se entrelazaban en cada rincón del barrio. Las autoridades, en medio de la conmoción, prometieron una investigación exhaustiva. “¿Quién pudo hacerle esto? ¿Qué tipo de monstruo camina entre nosotros?”, se preguntaban unos vecinos de El Regocijo.
Quienes conocieron a Daira desde hace años, compartieron sus recuerdos. “Era una mujer luchadora, siempre dispuesta a ayudar a los demás. No puedo creer que esto haya sucedido aquí, en nuestro barrio”, expresó otro vecino, visiblemente afectado.
La comunidad, unida por la tragedia, exige justicia y respuestas. “No podemos permitir que este crimen quede impune. Necesitamos saber quién hizo esto y que pague por su atrocidad”, clamaron los vecinos.
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