Exclusivo
Provincias
En Atacames, un intento de sicariato desató enfrentamiento y cacería de la Policía
Dos individuos a bordo de una motocicleta se aproximaron con siniestra precisión para cometer un crimen en Atacames, provincia de Esmeraldas
Una noche de terror sacudió el corazón de Atacames este viernes 13 de septiembre. Eran aproximadamente las 21:15 p.m. cuando el sonido seco de disparos cortó la tranquilidad del centro de un centro comercial ubicado en el sector denominado 5 Esquinas.
(Lee más: Manabí: Militares 'golpean' a Los Lobos con detenciones y decomiso de sustancias)
Dos individuos a bordo de una motocicleta se aproximaron con siniestra precisión. Sin tiempo para reaccionar, el copiloto descendió del vehículo y, sin piedad alguna, disparó seis veces contra un joven que se encontraba en el lugar. Las balas atravesaron su cuerpo con una frialdad brutal, dejándolo agonizante en medio de la calle. La víctima fue trasladada de inmediato al hospital en un intento desesperado por salvarle la vida.
El caos y la desesperación se apoderaron de la escena, mientras la Policía Nacional, en una carrera contrarreloj, se desplegó por toda la ciudad buscando a los culpables. La información, proporcionada por una fuente confidencial, los guió hasta el peligroso barrio 4 de Abril, donde todo empeoró.
Enfrentamiento a bala
Al llegar a la zona, la tensión escaló rápidamente. Desconocidos, al notar la presencia policial, abrieron fuego sin escrúpulos. En medio de este intercambio violento, un hombre identificado como José Fernando Ortiz Garcés fue alcanzado por una bala que le perforó el muslo izquierdo. La escena era desoladora: familiares del herido, en un acto de desesperación, lo subieron a una moto taxi, llevándolo a toda velocidad al hospital Juan Carlos Guasti.
Pero la violencia no terminó ahí. La persecución policial continuó, extendiéndose como una sombra amenazante por los rincones oscuros del barrio. En el patio trasero de una casa abandonada, los agentes encontraron un revólver calibre 38 de fabricación artesanal, con dos vainas percutidas y cuatro cartuchos sin disparar, un recordatorio macabro de la brutalidad que acababa de desatarse.
A pesar de la intensa búsqueda, los responsables lograron esfumarse en la oscuridad de la noche. La ciudad quedó en vilo, mientras las autoridades se retiraban del lugar con un amargo sabor de frustración.
El arma fue ingresada en las bodegas de la Policía Judicial del distrito de Atacames.
¿Quieres leer sin límites? ¡Suscríbete!