El inicio de este nuevo año en Ambato, capital de Tungurahua, quedó marcado por un suceso escalofriante. En una comunidad a 15 minutos de la parroquia Santa Rosa, en el sur del cantón, un bebé de nueve meses de edad fue ultrajado de manera física y sexual. Tales torturas le causaron la muerte.

Toda la agresión que el infante habría sufrido se descubrió con su muerte, el primer día de este 2024.

(Te invitamos a leer:  Caso Metástasis: Xavier Jordán y Daniel Salcedo, ¿dónde están?)

Como a las 19:00 del 1 de enero, el niño empezó a convulsionar. Su madre, de 19 años, quien habitaba con sus padres y hermanos, contó a los policías que mientras le daba de lactar el bebé viró los ojos y dejó de respirar. Pidieron ayuda a un vecino para trasladarlo hasta una clínica privada, donde vieron al pequeño y les dijeron que no podían atenderlo por falta de equipos especiales.

De ahí lo trasladaron al Hospital Docente, donde los médicos solo comprobaron su fallecimiento. Pero cuando revisaron el pequeño cuerpo de manera visual, a los galenos les causó sorpresa las múltiples huellas de maltrato que tenía la víctima y alertaron al ECU911.

(No te pierdas: ¿Por qué Daniel Noboa no invita a Aquiles Álvarez a las reuniones del Cosepe?)

El fiscal de turno, Dennis Ocampo, pidió se le realice la autopsia al cadáver del bebé. Tras los respectivos exámenes legistas se comprobó que el menor murió por lesiones anteriores y recientes, las cuales ocasionaron que sus órganos fallaran.

La criatura tenía quemaduras en la mano derecha, pies e ingle, rastros de uñas marcadas en la pelvis, irritación en sus partes genitales y lesiones en la boca, lengua, fosa nasal y tórax.

El coronel Fabricio Silva, jefe de la Subzona de Policía de Tungurahua, confirmó que la muerte del bebé fue a causa de las torturas recibidas y aseguró que la mamá fue capturada apenas tuvieron los resultados de la necropsia.

El caso es considerado como el síndrome del Niño Maltratado. La joven es madre soltera. Según lo que mencionó a los policías, el papá nunca se hizo responsable y ella decidió inscribirlo con sus apellidos.

Policías de Criminalística realizaron el levantamiento de varios indicios como prendas de vestir, pañales, paños húmedos y más pistas que ayudarán a las investigaciones y determinarán si alguien más habría maltratado al pequeño, que apenas vivió nueve meses.

Para la psicóloga clínica Ivonne Vargas la muerte del bebé es de mucha preocupación y aconseja que los investigadores no solo deberían indagar a la madre, sino también a todo el entorno familiar.

“El filicidio, como también se denominan estos hechos que consisten en que una madre atenta contra la vida de su hijo, se da por diferentes circunstancias que deberían analizarse a fondo. Tanto ella como la familia donde se estaba criando el bebé deberían ser investigados, para conocer el problema desde la raíz. Ninguna muerte se justifica, peor cuando se trata de un infante”, expresó la profesional. (YIE)

¿Quieres estar bien informado? ¡Suscríbete aquí!