Luz Terán se siente frustrada porque debe parar de trabajar y se le acumula el trabajo, pues maquila camisas y en los días de los cortes de suministro de energía eléctrica debe modificar su horario de tareas.

“Aproveché el domingo para completar el trabajo de la semana”, expresó la artesana, quien habita en Ambato, capital de Tungurahua.

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Ella labora desde casa y cada semana debe entregar, al menos, mil camisas y para cumplir con el pedido ha variado en el ritmo de sus jornadas diarias.

“Siempre aprovecho esas horas que no están mis hijos, que están en las clases, para trabajar sin interrupciones, pero ahora ya se complicó y, como no puedo estar de brazos cruzados, me pongo a hacer otras cosas”, comentó.

Según mencionó doña Luz, mientras espera a que se cumpla con el horario del corte de la energía eléctrica, se encarga de arreglar la vivienda, cuidar su huerto y hacer todas las tareas hasta que lleguen sus niños de la escuela, los atiende y después se pone frente a la máquina de coser.

“Esperemos que esto no se alargue mucho tiempo”, mencionó la artesana, quien ahora trabaja más en la noche para no quedar mal con el cliente.

Los racionamientos generan dolores de cabeza entre los pequeños artesanos o dueños de tiendas ambateñas, en especial entre quienes no cuentan con generador de luz, como ocurre con Gladys Acosta, propietaria de una tienda de abarrotes en el barrio Santa Cruz, quien asegura que se le hacen “agua los helados” por los cortes. (YIE)

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