Familiares y amigos de César Tamay enfrentan una espera que se siente interminable. Desde hace cuatro días, no velan un cuerpo, sino una fotografía del hombre de 65 años, quien perdió la vida en un devastador incendio la tarde del domingo 20 de octubre de 2024,  en la comunidad de Urbina, en el cantón Píllaro, provincia de Tungurahua.

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El hombre padecía una discapacidad que le dificultaba caminar, lo que le impidió escapar de las llamas que consumieron todo a su paso. De él solo quedaron cenizas, una imagen desgarradora que ha dejado a sus seres queridos sumidos en la angustia, que se ha intensificado al no poder recuperar sus restos.

Desde ese fatídico día, sus seres queridos han acudido en varias ocasiones al Centro Forense de Ambato por sus restos, para sepultarlos, pero hasta ahora no han tenido éxito. La burocracia y la falta de personal especializado han prolongado su dolor.

Les han informado que al quedar completamente calcinado el cadáver, se debe realizar una prueba de ADN para confirmar su identidad y así poder entregar los restos a la familia. Sin embargo, de los tres antropólogos forenses que tiene el país, dos están de vacaciones y el único disponible está sobrecargado de trabajo.

María Tamay, hermana del difunto, ha expresado su frustración y dolor ante la situación: “Es injusto lo que estamos viviendo. No podemos entender cómo es posible que no haya más personal para ayudarnos”, mencionó la pariente.

Los vecinos y allegados han estado junto a la familia Tamay en estos momentos de incertidumbre y pesar. “Lo único que queremos es poder darle un entierro digno, despedirnos de él como se merece”, comenta María, con voz entrecortada.

El próximo martes 29 de octubre será un día decisivo para la familia, ya que es la fecha que le han dado en el Centro Forense para saber si las pruebas de ADN estarán listas.

Hasta entonces, la incertidumbre seguirá marcando los días de quienes esperan una respuesta. Mientras tanto, la comunidad de Urbina apoya a los Tamay en su dolorosa espera.

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