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Opinión

Editorial: Turismo y delincuencia

Llegó el feriado, pero la típica alegría de las ciudades balneario en la Costa y aquellas de la Sierra acostumbradas a recibir a cientos de turistas ahora ha cambiado. Hay temor. Los consume la incertidumbre de saber si llegarán visitantes, si podrán vender con tranquilidad sus productos, si podrán recuperar algo de lo invertido.

Pero esa inquietud no es la única. Ya no están seguros ni de qué clase de personas llegan. Ahora miran con recelo a los turistas, en especial si llegan en carros bonitos y grandes, o si van en grupos de hombres. ¿Así cómo trabajar? ¿Qué seguridades tienen tanto los turistas como aquellos que viven y trabajan en las áreas turísticas? El país sigue esperando acciones contundentes en cuanto a seguridad, no solo palabras.