No puede seguir en el abandono. Es momento de devolver la mirada al campo, pero no para dádivas. Este sector necesita inversión real para estimular la producción, el empleo y las exportaciones; solo así se podrá sacar al país del estancamiento económico en el que se encuentra inmerso.

El reciente acto del Gobierno que consistió en regalar decenas de camionetas de doble cabina a dirigentes gremiales, solo evidencia la falta de una política agraria con visión y alcance, que mitigue los problemas urgentes que enfrenta este sector. Medidas como estas resultan insuficientes cuando los agricultores lidian con carencias como la falta de acceso a créditos que les permitan tecnificar sus sembríos, establecer un buen sistema de riego en tiempos de sequía o adquirir insumos básicos como semilla certificada y tecnologías que mejoren su productividad. ¿Qué ha hecho el Ministerio de Agricultura en estos temas? Aparentemente nada, pues las quejas en el campo continúan.

Quienes aspiran a la reelección o a llegar por primera vez a Carondelet deben presentar, con urgencia, una política agraria ajustada a la realidad, algo que ha sido ignorado pese a que se ha trabajado en acuerdos comerciales para abrirnos al mundo. No hacerlo es condenar a Ecuador al estancamiento.

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