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Opinión
Editorial: Regreso a las playas
Desde que se inició la emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19, la actividad turística se ha detenido en casi el 100 %, lo que ha causado varios millones de dólares de pérdidas a las empresas hoteleras (algunas de ellas ya han cerrado sus puertas definitivamente) y a todas las que se mantienen por los aportes significativos de los turistas.
Para emprender un retorno a esta actividad que quedó tan disminuida, el COE Nacional, aprovechando que estamos ‘semafóricamente’ en amarillo, ha dispuesto que abrir las visitas a las playas, que habían estado prohibidas durante cerca de cuatro meses. Así, pues, en cinco provincias costaneras desde el pasado miércoles 5, esta reapertura debió quedar legalmente activa, es decir, abiertas las playas al público dentro de un horario preciso y con medidas aún restrictivas para evitar el contagio del coronavirus, tomándose rigurosas medidas de seguridad.
Sin embargo, solo 6 de los 40 balnearios de nuestra costa abrieron sus playas a los miles de visitantes y los demás se irán incorporando a medida que los COE cantonales vayan autorizando su reapertura, de acuerdo con el cumplimiento de los severos requisitos que disponen y exigen los organismos de salud. Así, para la normalización de la actividad playera, todo dependerá del aumento o disminución de la curva de contagios de COVID-19 en las poblaciones respectivas.