Se acabaron los festejos y empezó el trabajo. Y también las críticas e insultos a un Gobierno que ni siquiera asume. En ese entorno, el presidente electo Guillermo Lasso ha comenzado a moverse para lograr lo que el excandidato de la agrupación UNES, Andrés Arauz, pidió la misma noche en que se conocieron los resultados: unidad.

Desde ya, el próximo presidente de la República, que tomará posesión de sus funciones el 24 de mayo, ha ofrecido en sus primeras declaraciones que el suyo será un gobierno de unidad, lo que quiere decir que llamará a colaborar en su gabinete y en otras importantes funciones del Ejecutivo a elementos pertenecientes a los diferentes movimientos que han venido participando en la actividad política del Ecuador.

De cierta manera, significa también que el ciudadano elegido para ser el principal inquilino de Carondelet quiere evitar todo tipo de imposición que dificulte el llevar a cabo todos los proyectos ofrecidos durante la campaña electoral.

Y tal como lo señalamos ayer, el hecho de que el grupo gobiernista no cuente con una mayoría en la Asamblea Nacional podría traer dificultades para el proceso unitario que ha anunciado Guillermo Lasso. Tendría así el nuevo presidente que buscar primeramente en la Legislatura esa unidad que ha proclamado. Es hora de consensuar.