Cuando la vida de un policía se apaga de manera tan violenta, no solo pierde su familia o la institución, pierde el país. En medio de todo el caos por la inseguridad que se enfrenta en las calles y toda la brutalidad que se vive en las cárceles del Ecuador, los uniformados siguen bajo ataque y hoy la comunidad lamenta la muerte de tres policías de forma inmisericorde.

Al primero de ellos, Jefferson Vera, de 35 años, le metieron 15 tiros, en Ventanas, provincia de Los Ríos; todo por haber denunciado que le habían hackeado sus cuentas y que estarían extorsionando a su nombre. 

Los otros dos, el mayor Cristian Granizo y el cabo Mauricio Enríquez, fueron sorprendidos por tres sicarios mientras desayunaban. Cobardes sicarios llegaron en moto y los asesinaron. 

¿Y la supuesta paz de la que alardean los grupos criminales desde las cárceles, en qué quedó? Tanto hablan de que anhelan paz “en beneficio de todo el país y de las familias ecuatorianas”, pero siguen matando cobardemente a quienes custodian a los ciudadanos. 

Al Gobierno le ha quedado grande la palabra seguridad y todo lo que esta encierra. Su mejor ‘estrategia’ han sido los estados de excepción y sacar en cara que han capturado miles de toneladas de droga, como si ya estuviese solucionado todo. ¡Ya basta de vernos la cara de tontos!