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Opinión
Editorial: El Papa de la libertad y respeto
Desde su elección en 2013, Francisco impulsó cambios trascendentales
A doce años de haber asumido el liderazgo de la Iglesia católica, el papa Francisco se despide con un legado que pocos podrán ignorar. Jorge Mario Bergoglio, el primer pontífice latinoamericano, no solo rompió con siglos de tradición europea, sino que se convirtió en una voz firme y progresista en tiempos de crisis global. Su pontificado no fue una prolongación del pasado, sino una sacudida necesaria.
Desde su elección en 2013, Francisco impulsó cambios trascendentales: defendió con firmeza la justicia social, denunció las desigualdades económicas, abrazó la causa ecológica y trató de modernizar estructuras internas en la iglesia.
Ecuador fue testigo directo de ese espíritu transformador cuando lo recibió en 2015. Su visita no solo movilizó multitudes, sino que también dejó un mensaje que contrastó con el discurso oficialista del entonces presidente Rafael Correa. Francisco habló de libertad, de respeto y de fraternidad entre las personas, y con ello renovó la fe de miles que sintieron, por primera vez en mucho tiempo, que el Vaticano los miraba a los ojos.
Francisco no fue un papa perfecto, pero sí fue, quizá, el más valiente de la era contemporánea. Uno que entendió que la fe no se impone, sino que se inspira.