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Opinión
Editorial: Muerte del prefecto
El pasado lunes, inicialmente bajo la sospecha de la Fiscalía de que podría tratarse de un atentado criminal, aunque la autopsia reveló que la muerte se produjo por un fulminante infarto cardíaco, ocurrió el fallecimiento del prefecto provincial del Guayas, Carlos Luis Morales, quien se posesionó en dicho cargo en mayo del año pasado. Este funesto acontecimiento se produce en momentos especiales y lamentables para quien fuera un importante funcionario a escala nacional, así como figura estelar de nuestro fútbol y destacado comunicador de un informativo de alta audiencia en un canal de televisión.
La autoridad provincial, que falleció a los 55 años y llegó a la Prefectura como candidato del PSC, enfrentaba una severa investigación por los casos de corrupción que el país conoce con elevados sobreprecios en la compra de insumos médicos que se adquirieron para enfrentar el COVID-19 y por los que estaba acusado por tráfico de influencias. Incluso le colocaron un grillete electrónico como parte de las medidas sustitutivas.
Indudablemente que las acusaciones de la Fiscalía y la amenaza de concejales y miembros de juntas parroquiales de destituirlo en esta semana habrían afectado la condición física y anímica de quien fuera uno de los arqueros más recordados del Barcelona Sporting Club y que inclusive jugó en el Independiente de Avellaneda. Como murió ejerciendo las funciones de prefecto, sus funerales se realizarán con los honores correspondientes a esta dignidad.