El pasado jueves 8 de abril concluyeron los 24 días establecidos por el CNE para que los dos candidatos finalistas para la segunda y definitiva vuelta, Guillermo Lasso y Andrés Arauz (con sus respectivos binomios), cumplan con su plan de ofertas y exposiciones de planes de gobierno en la campaña electoral que quedó clausurada tres días antes de las elecciones en que el pueblo ecuatoriano, depositando su voto en las urnas, elegirá a los primeros mandatarios que se harán cargo del Poder Ejecutivo durante los próximos cuatro años.

Sin embargo y por efectos de la pandemia del COVID-19 desde el COE Nacional se impusieron restricciones para la campaña electoral, evitando peligrosas aglomeraciones que pudieran producir más contagios precisamente en los momentos pico de la pandemia, los millones de ciudadanos que constan en el padrón electoral han tenido tiempo y oportunidad para tomar partido y apoyar con sus votos al candidato de su preferencia. Todo esto con la excepción de la población indígena cuyos dirigentes, tanto de Pachakutik como de la Conaie, han tomado partido por la anulación del voto ante la presunción de que su candidato, Yaku Pérez, que quedó eliminado, fue víctima de un soterrado fraude electoral.

Es, pues, obligación cívica y moral de los ecuatorianos acudir mañana en masa a las urnas para expresar su voluntad, sin embargo de que se teme que por las largas colas que se forman fuera de los recintos electorales se puedan provocar más contagios.