Todos los esfuerzos por mantener limpias las aceras y calles caen en un saco roto cuando los ciudadanos continúan incumpliendo al sacar la basura en horarios en los que no pasan los recolectores. Esta situación se repite en diferentes zonas de Guayaquil, donde se observa toda clase de desechos esparcidos en las vías.

Solo en febrero de este año, se retiraron más de dos mil toneladas de basura de las calles y sumideros del Puerto Principal. A pesar de que la mala deposición de desechos sólidos puede ser sancionada con una multa de hasta 526 dólares, algunos ciudadanos siguen ignorando las normas, sin importar las quejas de los vecinos que sí cumplen con las disposiciones.

El esfuerzo comunicacional de la empresa encargada de la recolección de basura para concienciar a los habitantes sobre los problemas que genera esta pésima cultura resulta insuficiente si no se educa a la familia desde el hogar para respetar los horarios de recolección. Esto incluye desde arrojar una simple envoltura de caramelo en la calle hasta los desechos más ‘tucos’ y apestosos.

No se puede exigir a las autoridades una ciudad limpia sino se cumplen primero con los horarios de recolección y no se fomenta una cultura de respeto hacia los vecinos y la ciudad desde el hogar. ¡Háganse cargo de su cochinada!

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