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Opinión

Editorial: A determinar las responsabilidades

El accidente de Guayllabamba deja más dudas que certezas. Muchas personas han salido a señalar responsables, adelantándose, solo por lo que han visto en videos, a la justicia que es la encargada de eso.

Sin embargo, surgen cuestionamientos que resulta imposible no mencionar. Lo primero es saber en qué condiciones mecánicas circulaba el camión que se fue contra la veintena de automóviles livianos. La empresa dueña del vehículo, que ni siquiera se ha pronunciado, deberá responder por ello.

Lo segundo es el peritaje vial que, según la Policía, se realizaba justamente metros más adelante de donde ocurrió el choque. Es evidente que no se puede impedir una tarea investigativa, pero sí se debería planificar cómo se ejecuta un trabajo de esa clase y en una vía tan concurrida, justamente para no contribuir a una desgracia semejante.

Y lo tercero es la actitud de la gente ante un caso como este. Bastante se ha criticado la falta de colaboración de algunos en este accidente. Fue mayor el interés primario de varias personas por viralizar sus grabaciones en video, mientras en la vía había necesidad urgente de ayudar a los heridos. Al final, la falta de cultura y empatía se evidenció por un hecho que dejó tres muertos, 20 heridos y daños materiales de gran envergadura.