El Gobierno Nacional, en su imperiosa necesidad de tratar de superar en algo la desfinanciada situación presupuestaria fiscal, empeorada notablemente por la paralización y falta de ingresos a que nos ha conducido la pandemia del coronavirus, ha tratado de conseguir importantes créditos desde el exterior.

Uno de los primeros en llegar fue el del Fondo Monetario Internacional (FMI), que nos entregó la importante, pero aún insuficiente suma de 6.500 millones de dólares que se inyectarán paulatinamente. De momento, los primeros dos mil millones ya llegaron.

Sin embargo, para la entrega de este préstamo, el FMI le ha impuesto al régimen condiciones un tanto gravosas como, por ejemplo, el aumento del IVA en 3 puntos que tendremos que pagar a futuro e imponer un fuerte ahorro achicando la nómina del Estado, entre otros puntos. Sus exigencias afectarán enormemente a la ciudadanía.

El presidente Lenín Moreno, al cerrar el acuerdo con el organismo que será nuestro más fuerte acreedor, según lo informó públicamente, ha establecido que tales obligaciones con el FMI se cumplirán desde el próximo año con quien lo sustituya, indicando, además, que 600 millones del préstamo estarán destinados para la seguridad social, por lo cual dicha inversión comenzará a cumplirse en este mismo mes de octubre.