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Opinión
Editorial: ¿Centros de ‘rehabilitación’?
Los sangrientos hechos ocurridos el pasado mes en las cárceles de Guayaquil, Cuenca y Latacunga evidencian la terrible corrupción entre ciertos policías encargados del control y vigilancia en dichos locales, construidos con el objetivo de rehabilitar a elementos de una descalificada conducta, algunos de ellos con los peores instintos para con el prójimo, como se pudo evidenciar recientemente.
Cuando una persona desea visitar a un familiar o a un amigo recluido, los visitantes (hombres y mujeres) son sometidos a los más estrictos chequeos. Incluso se revisa todo el cuerpo con la intención de evitar que alguien introduzca algún objeto prohibido.
Entonces, ¿cómo se explica que de repente aparezcan en las celdas de ciertos reclusos teléfonos celulares, armas blancas y hasta pistolas con la suficiente carga de municiones?
Por supuesto que dichos objetos no cayeron del cielo, sino que se los llevaron familiares o amigos que tuvieron que gratificar a los encargados de ‘cuidar’ el ingreso a los recintos carcelarios. Solo en cárceles de Guayaquil decomisaron hace poco 20 armas de fuego, 287 blancas y 132 teléfonos celulares.
¿Entonces de qué control hablan las autoridades? ¿El ratón cuidando el queso? Hay que tomar medidas radicales y establecer un verdadero orden en las cárceles.