Ya pasó la primera vuelta de las elecciones nacionales para elegir al nuevo presidente de la República para el período 2021-2025, así como al vicepresidente de la nación y a los integrantes de la nueva Asamblea Nacional, a sabiendas de que algunos legisladores han sido reelegidos, pero no han faltado diputados entre los próximos a dejar el cargo que han sufrido órdenes de detención por diferentes motivos.

Pero a lo que queremos referirnos hoy es el excesivo número de candidatos a la Primera Magistratura en las elecciones nacionales recientes, algunos de los cuales tuvieron bajísimas y vergonzosas votaciones, como para que nunca más sigan aspirando por simple novelería a residir en el Palacio de Carondelet.

Tiene que haber alguna manera de evitar que se vuelvan a postular candidatos que, como se dice, solamente son conocidos en su casa a la hora de comer.

Aunque en honor a la verdad, entre 16 candidatos esta vez quedó en el último puesto un señor que ya fue designado prefecto provincial del Azuay hace varios años. Es absurdo que mientras en Estados Unidos (que tiene más de 320 millones de habitantes) los candidatos presidenciales nunca pasan de cinco o seis, sabiendo que la disputa electoral se centrará entre dos aspirantes: el demócrata y el republicano; en Ecuador se presenten hasta 16 aspirantes a la jefatura de Estado, como si nada. Sus pretensiones deberían concentrarse en querer presidir un club deportivo y social.