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Opinión
Editorial: No arruinemos la Navidad
Diciembre es, sin duda alguna, el mes más festejado del año puesto que la población universal, sobre todo de signo cristiano, se prepara para celebrar la Navidad en que millones de niños esperan sus regalos de las supuestas manos de los míticos niño Dios, Papá Noel y los Reyes Magos. Una semana después cerramos al año con la consiguiente celebración a la que se agrega la costumbre de los ‘años viejos’, esos monigotes construidos en familia o comprados en la calle 6 de Marzo de Guayaquil, y en sectores populares de todo el país.
A tales celebraciones ahora prohibidas por la pandemia se agrega la fiesta que los capitalinos festejan con gran entusiasmo, recordando la fecha de fundación de Quito, que tuvo lugar el 6 de diciembre de 1534.
Este año, pues, tales celebraciones alegres y ruidosas van a interrumpirse para evitar que el COVID-19 siga causando sus fatales resultados con contagios y muertes precisamente en el momento en que se teme un repunte del virus lo que puede y debe evitarse suprimiendo farras y hasta manifestaciones políticas callejeras.
Por ello, las autoridades municipales y nacionales y el COE nacional han acordado suprimir todo evento festivo, mientras en Quito el Municipio ha vetado los permisos para cualquier actividad que provoque peligrosas aglomeraciones.