Que desde hace casi ocho años (exactamente desde agosto de 2016, cuando pasó de $ 0,25 a $ 0,30) vienen cobrando el mismo pasaje. Que todo ha subido de precio: combustibles, neumáticos, aceite, repuestos, pago de matrícula y más bienes que se relacionan con los vehículos. Que todo sube, menos el precio del pasaje en los buses, se quejan quienes brindan el servicio de transportación urbana en Guayaquil, pretendiendo por estos días que este se incremente a $ 0,45.

La propuesta, aunque podría parecer justa por el encarecimiento de la vida cada año, sin embargo no pasa el filtro de los usuarios del servicio, cuyas quejas siguen siendo las mismas de hace ocho años, cuando se ajustó el costo del pasaje; o las mismas de hace 21 años, cuando en el gobierno de Lucio Gutiérrez la tarifa pasó de $ 0,20 a $ 0,25. Es decir, en tanto tiempo nada ha cambiado en cuanto a la calidad del servicio.

Buses a reventar en horas pico, conductores que corren como locos para seguir marcando la tarjeta o que un controlador les anote y controle el tiempo por vuelta (algo que se creía acabado ya), unidades en mal estado, buses que parecen chimeneas andantes y muchos problemas más por solucionar hacen que cualquier propuesta se caiga. ¿Quieren alza en el pasaje? Mejoren el servicio, hagan la diferencia y traten mejor al usuario. Y eso incluye a la Metrovía, por cierto.