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Opinión

Los parques “encarcelados”

La inseguridad y la desconfianza ante los indeseables vecinos ha provocado que vuelva la época de los “muros” que tuvo como ejemplo legendario la famosa “muralla china” que ahora ya no sirve para detener a los mongoles y se ha convertido solo en un gran atractivo turístico. En el siglo pasado la “roja” RDA levantó el “muro de Berlín” que finalmente cayó a la par que la “cortina de hierro”. Y ya en pleno siglo 21 Trump quiere levantar una larga y alta pared para separar a los gringos de los mariachis.

En las ciudades modernas, en cambio, se ha instaurado la época no de los muros, sino de las “rejas” que obliga a gran parte de la población urbana a vivir “encarcelada”. Y ello por culpa de los amigos de lo ajeno o de los sicarios que nos amenazan a diario, en claro y con sol. Es decir que la delincuencia ha obligado a que en ciudadelas, tiendas, boticas, etc., se pongan rejas en la entrada para que no pueda ingresar cualquiera.

Esta moda que nos encarcela de cierta manera ha hecho que los parques de Guayaquil (el Centenario y el Seminario) sean parcialmente cerrados al público y se controle rigurosamente su entrada. Suponemos que no harán lo mismo con el nuevo parque Samanes, porque enrejarlo costaría una fortuna, como si se enrejaran en Quito El Ejido o La Carolina. Digamos, si se sigue el ejemplo de la milenaria China, del excéntrico Donald Trump o de los israelitas acusados de apoderarse de terrenos palestinos que han amurallado. (FCV)