Exclusivo
Opinión
Editorial: Matanza a sangre fría
Esta semana se vivió uno de los motines más sangrientos de la historia penitenciaria ecuatoriana causado por presidiarios miembros de peligrosas bandas delictivas, dejando como resultado más de medio centenar de fallecidos de la forma más violenta que se pueda imaginar en las cárceles de Guayaquil, Cuenca y Latacunga.
Al parecer, un intento de fuga masiva evidenció que el sistema penitenciario del país necesita una reestructuración e intervención urgente. Es de no creer que los presos cuenten con armas y aparatos electrónicos como celulares y que tengan también la libertad para planificar este tipo de levantamientos, ya que se supone que los privados de libertad están en permanente vigilancia y que lo sucedido debería ser imposible de ejecutarse. Está claro que para ingresar a las instalaciones armas como las que usaron los reos, como machetes o grandes cuchillos, alguien tuvo que hacerse de la vista gorda o simplemente hizo mal su trabajo. Es de conocimiento que al momento de entrar como visitante a una cárcel los controles y revisiones son agobiantes y para muchos intimidantes.
Y este tipo de actos trae consigo muchas preguntas: ¿Por qué ciertos privados de libertad tienen tanto poder? ¿Cómo ingresan a las cárceles armas blancas y de fuego? ¿Cómo es posible que los reos puedan comunicarse con otras cárceles para planificar motines de manera simultánea en diferentes cárceles del país? Ojalá que las investigaciones den con los culpables y reciban el castigo máximo que se merecen.