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Opinión
Editorial: Calles rotas, bolsillos vacíos
La falta de mantenimiento es uno de los principales enemigos en los primeros años de construidas las vías
Mientras los bolsillos de los conductores de las dos principales ciudades del país ‘lloran’, los de los mecánicos ‘sonríen’. Y es que con los cráteres que abundan en calles y avenidas, y que cada día aumentan su profundidad y tamaño, los carros, al caer en uno de ellos, van derechito a los talleres para ser reparados.
Lejos de la repetida excusa de que el asfalto es de mala calidad —emulsión que los municipios compran al Estado para bachear calles—, así como de los materiales utilizados por las contratistas, la falta de mantenimiento es uno de los principales enemigos en los primeros años de construidas las vías. Los resultados están a la vista… y los sienten los vehículos con daños en amortiguadores, llantas, puntas y otros accesorios. Por ejemplo, un taxista que tiene su ‘nave’ detenida por fallas en la suspensión pierde, en promedio, un día completo de ingresos, lo que representa un golpe directo a su economía.
Y mientras el pavimento se desmorona, también lo hace la paciencia de quienes, cada día, deben pagar los platos rotos de la negligencia. Y en este bache sin fondo, el único avance es el del daño. Los ciudadanos esperan que el tiempo para resolver los problemas en las calles no sea eterno, porque el desgaste ya no solo es de los vehículos… también es del ánimo.