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Opinión

Columnas: Los subsidios al “oro del diablo”

El martes anterior, Lenín se mostró muy satisfecho de la decisión gubernamental de distinguir entre la gasolina chola, también llamada “extra”.

El martes anterior, Lenín se mostró muy satisfecho de la decisión gubernamental de distinguir entre la gasolina chola, también llamada “extra”, y la que se dice que usan los pitucos (“de sobacos perfumados”, como diría Don Buca) bautizada como “súper”. Así, a la primera no se le quitó el subsidio, como tampoco al gas licuado ni al diésel que son de consumo masivo, pero a la segunda sí se le subió el precio porque ahora el Estado ya quiere dejar de ser adiposo.

Se trata de un asunto petrolero, es decir que tiene que ver con ese hidrocarburo que yace escondido en zonas subterráneas y que, a través del tiempo, por lo menos desde que comenzó con mucho auge la época industrial, en el siglo XIX, se lo denominó no solo como el “oro negro” sino también “del diablo” porque la ambición por poseerlo y usar de él por parte de las grandes corporaciones y gobiernos ha causado guerras, genocidios y traiciones entre naciones del planeta.

Recordemos, en el caso ecuatoriano, que eso de los subsidios fue un problema muy “celoso”, como suele decirse, sobre todo en la actividad política. Y allí tenemos tres ejemplos que no nos dejan mentir. Comenzando por “el loco que ama”, quien perdió el poder porque, entre una de las causas de su derrota, estuvo haber insinuado el fin del famoso subsidio. Jamil casi pierde las elecciones presidenciales ante Alvarito, en 1998, también por referirse al mismo tema. Y Fabiolo (1997-1998) tuvo que enfrentar graves problemas, desde Carondelet por intentar meter mano en el tema. (FCV)